ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
La espada de Damocles amenaza la cabeza de los ciudadanos. De todos. Lo mismo la de los llamados fifís que la de los conocidos como chairos. Andrés Manuel López Obrador sí resultó ser “un peligro para México”. Junto con quien será su sucesora, Claudia Sheinbaum, lo están destruyendo.
Hasta los chairos están perdiendo, creyendo que ganaron. Los engañaron con la verdad.
Desmontar al Poder Judicial tal y como lo conocemos, para instaurar otro que sea producto de una tómbola es un chiste macabro que elimina los necesarios contrapesos entre los Poderes de la Unión. Eliminar los organismos constitucionales autónomos significa conceder al Ejecutivo un poder dictatorial. Entregar la seguridad pública a la Secretaría de la Defensa Nacional es prácticamente suicida.
Si, el peligro para México existe. Y lamentablemente es lo único que hay.
Y como Carlos Salinas, en su momento, ni el actual ni la próxima Presidente no ven ni oyen a la sociedad ni a los mercados financieros globales. La advertencia es clara: el país perderá inversiones, fuentes de empleo, y “primero los pobres” serán quienes lo van a sufrir.
Este es el sexenio en el que los mexicanos hemos vivido en el peligro. El próximo también lo será.
El accionar lopezobradorista rebasa con mucho todo aquello que imaginaban iba a suceder quienes crearon el pegador mantra “¡es un peligro para México!”
Fuimos muchos quienes no lo creíamos, incluido el escribidor, pues achacábamos la frase a aquellos que desde el 2000, cuando alcanzó la jefatura del gobierno del entonces DF, habían sido afectados por él de una u otra forma.
Y así, en el 2018, no creíamos que, ya llegando al poder, fuese a cancelar la ya avanzada construcción del NAIM, dizque por la corrupción que imperaba en la obra y en los terrenos aledaños… ¡Y la canceló!
No creíamos que dejaría a las mujeres, sobre todo a las madres, sin estancias infantiles y sin medicamentos para sus hijos gravemente enfermos… ¡Y las dejó en el desamparo!
Tampoco creíamos que fuese a dejar a los militares la delicada tarea de la seguridad nacional, que, como se había comprometido, los regresaría a los cuarteles… ¡Y, al contrario, los empoderó económica y políticamente… y una mayor violencia se desató!
Nunca creímos que dejaría sin recursos a los sistemas públicos de salud, ni a la infraestructura escolar, ni que permitiría que se deterioraran las carreteras, al Metro capitalino, el AICM, los sistemas de drenaje y agua potable… ¡Y desvió miles de millones de pesos a sus obras insignia, faraónicas, inservibles y para siempre subsidiadas!
Pecamos de crédulos
Creíamos que fantaseaban quienes entonces, en el 2018, repito, auguraban que sería un Presidente autoritario, que atacaría a todos aquellos que no se plegaran a sus caprichos, que no creyeran sus “otros datos”, lo mismo que a los medios de comunicación y a quienes nos desempeñamos en ellos… ¡Y a diario suelta un retintín de insultos, descalificaciones y embustes para fallidamente intentar callarlos!
No creíamos que, como un luchador de la democracia como se presentaba desde siempre, fuese a debilitar, atacar, incluso a desaparecer a las instituciones democráticas a las que ya alguna vez había mandado al diablo… ¡Y ahí están la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el INE, el INAI y varios más de los organismos constitucionales autónomos para desmentir nuestra pueril creencia!
Crítico del manejo de las finanzas públicas durante los sexenios anteriores, no creíamos que sería quien contrajera más deuda externa que ninguno de sus antecesores… ¡Y ahí está batiendo el récord de empréstitos contratados con los usureros internacionales que, todo indica, nunca dejaremos de pagar!
Creíamos, sí, que barrería la corrupción desde arriba hacia abajo… ¡Y ahí en lo alto de la Administración están sus amigos asaltantes, como Ignacio Ovalle en Segalmex, y muchos otros en prácticamente todas las dependencias gubernamentales, así como sus hijos Andy y Bobby, traficando influencias en favor de sus íntimos, desviando fondos públicos, subastando a los amigos los más jugosos contratos de abasto y obra pública!
Lo peor es que aún hay quienes creen que el sistema público de salud muy pronto será no como el de Dinamarca, sino aún no mejor.
Pecamos de crédulos.
Los hechos tiraron a tierra nuestra credulidad en López Obrador.
¡Jauja se acabó!
Y es que el lenguaraz dedicó su sexenio a complicitarse con los grandes delincuentes, quienes presuntamente habrían financiado sus campañas políticas y con quienes, también en apariencia, sus familiares y allegados habrían llevado a cabo negocios empresariales.
Su afán de enriquecimiento bestial, su empeño en convertirnos decididamente en una colonia cubana o venezolana, su odio hacia todo contenido democrático, su ilusión de seguir reinando en solitario, machacando las vidas de más de 120 millones de mexicanos.
Fin de sexenio. Y aunque dicen que se ha dado una “transición de terciopelo”, la verdad es que la degollina está a punto de caer en sus cogotes.
Los cuatroteros en el poder son un insulto a la inteligencia. Sus argumentos son trasnochados, crudos de resaca sangrienta e impotentes para defender la realidad que nos agobia. Recurren a fantasmas para recordar al pueblo sus barbaridades e inconsecuencias en el ejercicio del mando. Represión, sangre, tortura, prisión, levantones y ejecución despiadada, en nombre del atraco y del dinero es en resumidas cuentas el saldo de la aciaga noche de su historia.
El entreguismo y protección a todo tipo de dictaduras –la rusa, la china, la norcoreana y, claro, las caribeñas y latinoamericanas– no tienen límites. AMLO y sus seguidores más próximos añoran el autoritarismo y la dictadura, pero se resisten a pronunciar su nombre. Acuden al retruécano en despoblado, con tal de auto incriminarse, a cambio de que alguien los apoye, movidos por un recuerdo que jamás existió. Pero Jauja se acabó, ya no es posible, aunque lo invoquen.
Creen ser las buenas conciencias ahogadas en la temeridad que brinda la corrupción, la impunidad e inmunidad, conceptos de pistoleros que están a punto de ser arrasados desde su base.
Añoran el gorilato
La realidad es que no se pueden avizorar en sus promesas ni en su horizonte político un Estado de Derecho, ni corporativo, ni autoritario, ni populista, aunque sea de aparente izquierda. No. Hoy lo que ofrecen es la catatonia institucional, el desmantelamiento de las estructuras y la pulverización de los renglones productivos.
Al que se atreva a revisar los contratos, concesiones y trastupijes otorgados a espaldas del pueblo, en lo oscurito, todo el rigor de sus argumentos trasnochados. La UIF en contra de ellos.
Al que quiera hacer un programa de gobierno que se funde en el desarrollo del mercado interno y en la independencia alimentaria, todo el odio del morenismo, fascista y corruptor.
Todo debe decirse y prometerse, a condición de que sea de mentiritas. Nada que atente contra un modo de vida del uno por ciento de los mexicanos favorecidos con el abuso. Que se jodan los demás, las inmensas y sufridas mayorías, al fin y al cabo, para eso les enseñaron que es el poder.
Añoran regresar al gorilato diazordacista y al caprichato echeverrista, ambos del siglo anterior, es su loca ilusión fracasada de antemano. Pero para llegar hay que matar al padre que la construyó. De eso se trata la demagogia. Es la pasta de los sueños naif de los elegidos por las burocracias cubanas y venezolanas, apoyados por las reservas nacionales de las guardias fronterizas…
… envalentonados porque de un momento a otro será aplicada la militarización absoluta de la Guardia Nacional que para eso sirve: para reprimir a todo aquél que piense en contra de los establecidos de siempre. Las dinastías por encima de todos, aunque no tengan razón ni argumentos.
¡Sálvese quien pueda!
Ambos, López Obrador y Sheinbaum, sí son un peligro para México.
Indicios
A mediados del reciente febrero, el magnate Carlos Slim aseguró que por primera vez “hay una división” entre el Poder Ejecutivo, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y el Poder Judicial. ¿Ustedes recuerdan que alguna vez el Ejecutivo y el Judicial estuvieran como están ahora?”, cuestionó el empresario. En una muy larga conferencia de prensa, celebrada en el auditorio de Grupo Inbursa, Slim Helú señaló que si bien, existen diferencias ideológicas con el mandatario mexicano, estas se las ha comunicado, asimismo afirmó que conversarán cuando termine el sexenio. ¿División? No, señor Slim. ¡Enfrentamiento! * * * Por hoy es todo. Reciba mi reconocimiento por haber leído hasta estas líneas. Y como siempre le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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