Fuera de todo
Denise Díaz Ricárdez
Luego del enfrentamiento de integrantes del ejército con presuntos narcotraficantes registrado ayer en las proximidades de la Ciudad de Culiacán. En efecto, el panorama social y político que recibe Claudia Sheinbaum no es nada alentador. Tanto lo que viene en materia de reformas y reacomodos políticos que están dando en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Lo ocurrido en las proximidades de Culiacán e incluso dentro de la ciudad, derivado de la extraña detención de narcotraficantes llevados de México a Estados Unidos el mes pasado, son consecuencia de lo visto ayer.
Incluso se menciona extraoficialmente la detención de otro de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, Archibaldo, así como integrantes de su banda, lo cual no ha sido confirmado ni por autoridades federales ni estatales.
El caso es que de nueva cuenta esa urbe es escenario de bloqueos con unidades incendiadas, balaceras entre presuntos narcos con elementos del ejército y las fuerzas armadas.
El gobernador Rubén Rocha no las trae nada consigo, aunque en un afán de tranquilizar el miedo que se respira convocó a mantener la calma mientras las humaredas se ven por distintos puntos.
Pues sí, pero poco ayuda observar la tensión que se vive en esa zona del país y que de ninguna manera favorece el espacio de cambio de gobierno federal, nuevo Congreso de la Unión, gobernadores y otros cargos, cuando lo que se necesita con urgencia es unión, concordia y comunicación. Mensajes muy claros.
Esto altera la transición gubernamental a la que se aspira y deja en claro que mucho trabajo tiene y tendrá la nueva presidenta Claudia Sheinbaum ahora que asuma su mandato el 1 de octubre próximo.