NO PASA… NADA
Por: Jesús Solano Lira
Marcharon miles en todo el país. Aquí en la ciudad de México no fue la excepción; estudiantes, profesores y trabajadores del Poder Judicial de la Federación emprendieron su caminar del Ángel de la Independencia al Senado de la República. Fueron por convicción, no por obligación, arengaban. Se contaban por miles. Eran jóvenes impetuosos y entusiastas que en ningún momento dejaron de lanzar consignas.
Ellos fueron los protagonistas del ahora o nunca, es la juventud que ya despertó. Son el despertar del tigre, un tigre que ve hacia el futuro, un futuro que defenderán con cuerpo, alma y corazón y, sobre todo preparación, nos garantizaron.
Llegaron de la UNAM, la UAM, la Iberoamericana, de la Libre de Derecho, del ITAM, La Salle y el CIDE entre otras universidades públicas y privadas. Las consignas en contra de la Reforma Judicial no se hicieron esperar: “¿La falta de preparación, también es corrupción”, “México despierta, somos tu defensa?” o “Si el pueblo se informal, no pasa la reforma”, “Congreso anota, la justicia no se vota”, “estudiante consciente se une al contingente”, fueron las frases de los manifestantes sobre la propuesta de elegir a jueces y magistrados por voto popular.
De las consignas pasaban a los huélum y a los goyas que retumbaban sobre el emblemático Paseo de la Reforma, que ha sido mudo testigo de las más destacadas e importantes movilizaciones que han escrito parte de la historia en el país, es el despertar de una juventud que exige una Reforma que permita una profesionalización de la carrera judicial, no del sometimiento al Poder Ejecutivo Paseo de la Reforma se pintó de blanco.
Coreaban que eran estudiantes, no eran acarreados. Gritaban al unísono su apoyo a la ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y cuestionaron el papel del ministro en retiro Arturo Zaldívar. Muchos llegaron acompañados de sus familiares y hasta de sus mascotas, para dar color a su manifestación.
En medio de esa pacífica movilización, también hubo el toque mágico y melodioso de un organillero que, emocionado y contagiado por la fuerza de la juventud, sonreía al paso de los manifestantes, muchos cooperaron con ese personaje, símbolo de nuestro México lindo y querido y del ayer y del hoy de la Ciudad de México.
Camino a la par con ellos, para no interrumpir el paso de los estudiantes que exigen reconsiderar la aprobación de la Reforma Judicial. Paulatinamente fueron llegando al Senado, que fue resguardado por policías capitalinos. No hubo paso por las calles aledañas. Los oradores fueron jóvenes estudiantes de Derecho. Su demanda principal: desarrollarse en la carrera judicial por preparación y exámenes de oposición, no por elección de voto popular ni tómbola.
En ese marco, la Jueza Juana Fuentes Velázquez, directora de la Asociación de Magistrado y Jueces Federal, agradeció a los jóvenes estudiantes su movilización, y les dijo: “Ustedes no solo están defendiendo los derechos del presente, sino a nuestras futuras generaciones…”.
También llamó al Diálogo a la nueva legislatura y a la Presidenta Electa. Se plantaron a lo largo del Paseo de la Reforma e Insurgentes, frente al recinto de ese órgano legislativo, dónde nunca pararon las consignas, ni los goyas, ni los huélums.
Fue una marcha que se desarrolló en un ambiente cálido, solidario de unión, de unificación de una juventud que viene empujando fuerte. La marcha de los universitarios contra la Reforma Judicial, fue una clara respuesta a las críticas del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
Les reviraron que en ningún momento fueron engañados ni influidos por sus maestros. Reiteraron que estaban ahí presentes por convicción no por obligación. Pasadas las 11 de la mañana, concluyó el evento convocado por los estudiantes de Derecho, que demostraron su respuesta al llamado de los organizadores de la marcha, marcha en la que bien podemos acuñar la máxima del llamado “Maestro de las Américas” Justo Sierra: “Cuando la Facultad de Derecho habla, tiembla la UNAM, cuando la UNAM habla, tiembla la Nación”.