José Alberto Sánchez Nava
“Cuando la justicia se politiza, la democracia se tambalea; es en manos de 43 senadores donde hoy descansa el futuro de un México libre e imparcial.”
1.-México en suspenso
En la vasta historia política de México, pocos momentos han sido tan críticos como el que enfrenta hoy el Senado. En medio de un panorama político turbulento, donde la independencia del Poder Judicial está en juego, el próximo miércoles 11 de septiembre de 2024, 43 senadores de oposición se erigen como la última barrera que podría evitar una transformación profunda y peligrosa. Estos legisladores, con la responsabilidad de proteger un pilar fundamental de nuestra democracia, enfrentan presiones inusitadas y la tentación de ceder ante intereses que podrían politizar la justicia.
La propuesta de reforma constitucional, que busca elegir mediante voto popular a ministros, magistrados y jueces, es una bomba de tiempo disfrazada de avance democrático. Mientras la idea de “acercar la justicia al pueblo” podría parecer atractiva, la realidad es mucho más compleja y alarmante. Si esta reforma prospera, las decisiones judiciales, que deben ser imparciales y apegadas al derecho, podrían quedar a merced de campañas políticas, intereses partidistas, e incluso, del financiamiento de dudosos grupos de poder.
2.-El Peso de un Solo Voto
La aritmética legislativa es clara: Morena y sus aliados necesitan 86 votos en el Senado para lograr la mayoría calificada y avanzar con la reforma. Hoy, cuentan con 85. Eso significa que un solo senador de la oposición que falte, cambie de opinión o ceda a las presiones, podría inclinar la balanza y marcar un antes y un después en la historia de la impartición de justicia en México. Aquí no solo se juega el futuro inmediato del Poder Judicial, sino el destino de nuestra democracia.
3.-¿Democratización o Politización?
La idea de una elección popular de jueces, en teoría, parece democratizar la justicia. Pero la realidad es que esto abriría las puertas a la politización del sistema judicial. Los jueces, magistrados y ministros tendrían que someterse a campañas electorales, expuestos a los vaivenes del apoyo partidista y financiero. Lo que debería ser un proceso imparcial y estrictamente legal, que podrían quedar en manos de intereses políticos o incluso criminales.
Esto es lo que está en juego: un Poder Judicial que, al perder su autonomía, se convertiría en un instrumento político, dejando de ser el baluarte de la legalidad y los derechos humanos. La justicia en México, bajo este esquema, dejaría de ser ciega para convertirse en una herramienta de control y favores. Y cuando la justicia es manipulada, todos los ciudadanos, sin excepción, pierden.
4.-El Principio de Legalidad en Riesgo
La independencia del Poder Judicial no es un lujo ni una concesión, es el principio que sostiene todo Estado de derecho. Es lo que asegura que las decisiones judiciales sean justas, transparentes y apegadas a la ley, y que ningún ciudadano, sin importar su posición, esté por encima de esta. Someter al Poder Judicial a los caprichos de una elección popular pondría en jaque este principio, exponiendo a los jueces a presiones indebidas y comprometiendo su imparcialidad.
5.-La Historia Está Observando
Cada decisión que toman los legisladores de oposición en este momento crítico será recordada. Los 43 senadores que hoy tienen en sus manos el futuro del Poder Judicial no solo votan por una reforma; votan por el tipo de país que queremos ser. ¿Queremos una justicia que sea imparcial, independiente y apegada a la ley? ¿O queremos una justicia que se convierta en moneda de cambio en el tablero político?
Este es un momento decisivo para México. La firmeza de estos senadores no solo definirá el destino del Poder Judicial, sino que enviará un mensaje contundente sobre la fortaleza de nuestra democracia. La historia, sin duda, les observa, y su legado será recordado por generaciones como un punto de inflexión en la defensa de los principios que sostienen a nuestro país.
6.-Reformas Necesarias, Pero con Responsabilidad
Es innegable que el Poder Judicial en México necesita reformas profundas. Problemas como el nepotismo, la corrupción y la falta de transparencia deben ser abordados de manera urgente. Sin embargo, politizar la justicia no es la solución. En lugar de someter a los jueces a las dinámicas electorales, debemos implementar mecanismos más estrictos de control disciplinario, reforzar la supervisión de sus actuaciones y garantizar una justicia más pronta y expedita.
La independencia judicial no puede negociarse ni someterse a los caprichos del poder político. En este momento crítico, la firmeza de 43 senadores puede salvar al Poder Judicial y, con ello, preservar uno de los pilares más importantes de la democracia mexicana.
7.-Conclusión
Los ojos de la nación están puestos en estos 43 senadores. Su decisión no solo afectará el presente, sino que será un legado que definirá el curso de la historia. La independencia del Poder Judicial está en juego, y con ello, la posibilidad de que México siga siendo un país donde la justicia es imparcial y está por encima de los intereses políticos. En sus manos está el futuro de la justicia, la democracia y el Estado de derecho en nuestro país.