“Sería absurdo competir en ignorancia”
Oscar Palacios
Aún cuando a los amigos se les recuerda en muchas charlas, son las fechas de nacimiento o muerte de los seres que no pasaron por la noche en este mundo, las más recurrentes. A instancias del generoso amigo Gerardo Pensamiento Maldonado quien nos propuso a varios compañeros de tecla e imaginación, que recordáramos en un texto a Marco Aurelio Carballo, con motivo a su 78 aniversario –20 de septiembre de 1942-, que cumpliría si no se hubiese marchado en el tren de la ausencia, ese que no tiene regreso.
La propuesta de Gerardo me llevó a recordar—entre tantos momentos de lecturas, presentaciones y encuentros etílicos en donde departimos-, un diálogo digital cuya respuesta de MAC fue lo interesante.
Busqué en archivos y me encontré el siguiente texto alusivo.
Debo advertir que se dio porque le dije a MAC que yo era un escribidor de aldea que no sabía comportarse “intelectualmente” en la ciudad de México.
Y le cité la única frase célebre que se me ha ocurrido: “El único talento que me reconozco, es el talento para disimular mi ignorancia” Esto me respondió:
“Opino que sería absurdo competir en ignorancia. Porque ya somos dos. Ahora que, como en el caso de la inteligencia, culto ¿para qué? Gore Vidal decía que Truman Capote era tan ignorante como un poste y lo mismo decían de Balzac. Capote y Balzac, dos grandes narradores. Salvo tu mejor opinión, como dicen los políticamente correctos, quizá los cultos son los ensayistas y hasta los articulistas. Es decir, los intelectuales.
“Los narradores somos emocionales y sentimentales. Lo deduje cuando Graham Greene declaró que eso es lo que él era, un sentimental y emocional, no un intelectual. Para poner en claro muchas cosas del oficio, el narrador tiene que andar picoteando aquí y allá. Al principio por mera curiosidad y enseguida, como en mi caso, por la coordinación de los talleres de narrativa. Un eufemismo. Un taller no se coordina, se jefatura. Pero la burocracia tiene muchos tiquismiquis con el empleo del lenguaje. Así que el taller me animó a teclear la Biblia del narrador. Desde luego es la mía y cualquier otro podría escribir la suya como quiera y como pueda. Consideré necesario articular en mi caso una suerte de guía para el taller. Ya te darás cuenta de que utilicé algo semejante a la encuesta periodística. ¿Cómo construye usted los personajes?, digamos. Y una docena de grandes escritores, responde, a veces contradiciéndose entre sí. Grandes escritores para mí.
“En el primer intento quedó incompleto y para acabarla de amolar la editorial tituló el libro Manual del Narrador cuando que yo le había puesto Banco del Narrador. Fíjate que también he reparado, por mera intuición y por mero paso del tiempo ejerciendo el oficio de reportero, que el salto de reportero a narrador es bastante natural y sencillo. Lo difícil es saltar a articulista porque en tanto reportero y narrador, en mi caso, carezco de capacidad de análisis. También podría ser natural el paso de reportero a columnista, pero muchos columnistas dejan de reportear. Son los torpes que confunden la columna con el artículo y se ponen a pontificar.
“Cuando un reportero deviene en buen articulista o es la excepción de la regla o abandona el reporterismo porque su capacidad de análisis supera su curiosidad y por lo tanto deja de hacer preguntas. Los articulistas y los ensayistas tienen certezas, no preguntas. De pronto me he preguntado ¿y qué son los poetas?, ¿son emocionales y sentimentales? Pareciera. Entonces por qué se meten a escribir ensayos? Se lo he preguntado a media docena de poetas metidos a ensayistas. ¿Sabes qué me han contestado? Que no lo saben y que no se les había ocurrido preguntárselo. Es decir, el hecho de que no se hagan preguntas los hace tan ignorantes como a nosotros, o peor.
“Cuando menos nosotros preguntamos. Ahora ¿cómo encubrir la ignorancia? ¿o cómo salir de un aprieto? Quizá gracias a la cultura general, a que leemos aquí y allá, y de todo. También gracias a la imaginación. ¿Cuántas veces no hemos escuchado a un apantallabobos que dice ufano que lo que no sabe lo inventa? Ese es otro problema. Hay de mentirosos a mentirosos. El mentiroso vil que va por la vida esparciendo la baba de sus mentiras porque siente que hacer ficción le permite mentir en la vida real. La mayoría de las veces insultándote la inteligencia. Es el que te entrega su tarjeta de presentación con el título de escritor. Alguien que no sabe distinguir entre las grandes verdades de la ficción y las verdades en la realidad real. Pero… ¡ya! ¿Ahora te explicas por qué diablos los mamotretos me salen bien mamotretos?( Marco Aurelio Carballo: MAC”
Ese es MAC , el que inscribió en la geografía literaria a “la selva del Soconusco”, como él la llamaba.
Manejó con destreza el humor negro, la ironía y etcétera.
No había amigo que se escapara de ser reseñado en su material, periodístico o literario. Supo vivir con intensidad…
Vaya este breve recuento en su memoria.
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, septiembre del Covidaño de 2020