Mauricio Carrera
No falta quien corrija.
-Buenos días.
Uno saluda porque es amable.
-Buenos días…
Al responder en automático, algo en el reloj biológico de muchas personas les hace ver que es más de mediodía. Viene, entonces, la corrección:
-Tardes.
Hay un dejo de amonestación, de regaño, como si uno fuera incapaz de hablar bien o de ignorar la hora que es.
Uno podría argumentar que el “buenos días” es válido, pues sigue siendo de día, no de noche.
-Tardes –insisten.
En ocasiones, nada más por molestar, me entran ganas de responder:
-¿Tardes? Yo diría que tarde, ¿no? Es una sola tarde la de hoy, no varias.
No vale la pena. Me voy con mi amonestación a cuestas a disfrutar la tarde. A pensar por qué decimos “buenas tardes” o “buenas noches”, y no “buenas mañanas”.
Misterios de la vida cortés y cotidiana.