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- Adiós a las Camisas Azul Cielo
Aunque recurra el fiscal Carmona a todos los medios para cumplir los nueve años en el cargo, incluso extender la mano a la gobernadora entrante, sabe que el de su destitución no es tema estatal, sino nacional.
Además, Uriel ya tiene sucesor: Hugo Bello, «[…] si todo sale como se tiene planeado, se mudará del bulevar Cuauhnáhuac 103 a bulevar Apatlaco 165», publiqué en letraschiquitas el viernes 13.
Al zar anticrimen que sólo lo fue políticamente porque mantuvo subyugados a los diputados locales a las Legislaturas 54 y 55, le quedan tres años. Fue designado nueve años por la bancada graquista, a concluir en 2027. Carmona está dispuesto a irse, pero no antes. La mano derecha extendida a Bellis Perennis así lo desvela, pero sólo tiene que tomar uno de dos únicos caminos: firmar su renuncia voluntaria e irrevocable o esperar que la Legislatura 56 lo destituya. Si renuncia, podrá negociar su ficha judicial.
Ya fue Bello procurador y es el representante de la Fiscalía general de la República de Morelos. El hijo de don Jesús Bello Espíritu [†] tiene el asenso necesario y, si no comete algún pecado de palabra, hecho u omisión, la L56 lo sentará en bulevar Apatlaco 165, aunque no nueve años. Éste y el jefe Urrutia —Miguel Ángel, el próximo jefe estatal de Policía— se deben caer bien, pero más que eso, trabajar con responsabilidad profesional, evitando los choques institucionales o personales que son capitalizados por quienes corren adelante.
Respecto del munícipe de Cuernavaca, si la especie de que los dueños del PAN, los hermanos Martínez, nietos del cacique de Chihuahua Luis Terrazas, andan desilusionados de José Luis Urióstegui —hay de desilusiones a desilusiones—, quien los regresó al poder municipal tras perderlo por soberbia —«Que no nos derrote la victoria», advirtió don Luis H. Álvarez—, lo que están haciendo es que MORENA le abra las puertas hasta de candidaturas en tres y seis años —de ahí que quiera mejorar su imagen a través de Diario de Morelos—, y cambie sus camisas azul cielo.
El maestro Cuauhtémoc Blanco, ante la aproximación del asunto Urióstegui, habría dicho con gran tino: «¿Quién chingados dice eso?». El discurso hablado, la comunicación no verbal y los actos públicos de cercana lejanía entre munícipe y mandataria, de los días últimos que no son los últimos días.
Las señales políticas tienen una carga explosiva de simbolismos en esas direcciones: Bello va por Carmona y Urióstegui será correligionario de los hermanos uterinos, a quienes padeció —como a Guarneros— por la falta de apoyo auxilios por casos de inseguridad y violencia y por socorro en la prestación de servicios paramédicos de emergencia.
letraschiquitas
Con suma facilidad, como cuando aseguró que el obispo Salvador Rangel había entrado a un hotel con un hombre o como cuando a una mujer muerta regañó por «dedicarse a actividades no propias de una dama», el jefe de Policía José Antonio Ortiz, el vicealmirante Guarneros [foto], minimizó el feminicidio de dos mujeres en Jiutepec, por ser un tema personal, de su expareja, intentando decir, sin lograrlo, que el hecho no es por violencia ni por inseguridad***. A los agentes bajo el mando superior de Guarneros que agredieron físicamente al reportero Paco Cedeño, sólo los separaron de sus funciones mientras dura la «investigación», sin detenerlos y ponerlos a disposición del ministerio público, premiándolos con un posible escape***. El comandante de la Región Militar 3, Jesús Leana, dijo que la seguridad ciudadana depende de los grupos criminales, no del Ejército. Lo dijo delante del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, que jugueteaba con sus dedos, se tocaba el rostro y abría la boca en señal de incomodidad.