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- Compromete Salgado Brito a Margarita
- Enferma LO a Gertz; habla de Remoción
- Nuevo día del presidente, 1 de octubre
Cuando Catalina Monreal alegó violencia política de género en su contra, reconoció que su apellido paterno no goza de buena fama pública.
La candidata de MORENA a la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México se quejó de cuanta idea le pasara por la cabeza, contra Alessandra Rojo, candidata de PAN, PRD y PRI con quien compitió, perdiendo en la cancha y en la mesa. Consuetudinariamente, la Sala Superior va en la misma dirección de la Sala Regional. No querrá Monreal perder once veces seguido ante Rojo.
El Tribunal Electoral de la CDMX anuló la elección, por compadrazgo. Armando Ambriz, magistrado presidente del TECDMX, fue llamado «compadre criminal» por Rojo de la Vega, quien demostró que ganó limpiamente la votación. No obstante, la trató como delincuente electoral, sin serlo. La limpieza, como la honestidad, sigue estorbando en la política gubernamental. Ayer la Sala Regional revocó la nulidad de la elección, es decir, evitó con justeza una ilegalidad y una injusticia. Debe Ambriz estar contento: le suavizó ese mote bárbaro por merecido el árbitro electoral.
La candidata perdedora no calculó los efectos de su queja de violencia política de género por desvelar su contrincante su apellido paterno. Si su padre, el diputado federal plurinominal Ricardo Monreal, conservara una reputación política prestigiosa y prestigiante, sí habría sido violenta la crítica electoral de la candidata ganadora.
Compitió Alessandra Rojo por los acrónimos PAN, PRI y PRD, partidos éstos dos últimos a los que perteneció Monreal, ganando por el último la gubernatura de Zacatecas. No le importó al reincidente legislador plurinominal ir jurídicamente contra sus ex partidos, uno de los cuales, instalado en Los Pinos, lo salvó de un atentado en su contra. Esa vez dio gracias a Dios, al Santo Niño de Atocha y al gobierno priísta del presidente Enrique Peña.
En abril de 2013, Monreal reconoció públicamente pendientes por comportamiento —el mal comportamiento frutea amargo—, de ahí que a él y a su hermano David, hayan planeado asesinarlos en la Ciudad de México hace ya 10 años.
A los cuatro pistoleros a sueldo —les pagarían cinco mil pesos a cada uno— policías federales los aprehendieron en el hotel Prim de la colonia Juárez. Tenían órdenes de asesinar a los entonces, senador David y diputado Ricardo, de apellido Monreal. Hablar mal hasta en las cafeterías del apellido Monreal es deporte nacional. Tan mala fama pública sirvió para que la sala de arbitraje electoral evitara en Cuauhtémoc un nuevo asalto a la voluntad popular expresada en las urnas y contra Rojo de la Vega. Por eso es importante cuidar el apellido.
letraschiquitas
El presidente Andrés Manuel López Obrador enfermó al fiscal general Alejandro Gertz. En un oficio lacrado y sellado, pide al jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez, que le informe a detalle sobre si Arturo Zaldívar, Olga Sánchez Cordero, Bernardo Bátiz y Rafael Guerra, y otros nueve como posibles sucesores, tienen o no «alguna irregularidad fiscal o financiera»***. President’s Day returns. El martes 1 de octubre, como todos los uno de ese mes, de cada seis años, será de descanso obligatorio, y ya no el 1 de diciembre, por la toma de protesta y posesión del presidente de México. El senador Gerardo Fernández, que sin el Noroña es menos —«compañera presidente», ya le dice—, le envuelve ese regalito a Claudia Sheinbaum***. Como cogobernador, un agracado y acuauhtemado Juan Salgado Brito comprometió a la gobernadora Margarita González-Saravia, a bajar los delitos —secuestro, extorsión y homicidio doloso, entre otros—, en 100 días.