Mauricio Carrera
No todo está en los libros, también en el futbol americano. Quien me conoce sabe de mis malas rodillas, no de edad, sino de golpes en un deporte rudo y viril, también noble y formativo.
De ahí mi afán por levantarme siempre, a no darme por vencido: el segundo esfuerzo alimentado de sangre, sudor, lágrimas y enjundia en el emparrillado, desde ligas infantiles hasta liga mayor.
Conservo mi casco, mis hombreras, mis jerseys, mis zapatos de tacos, mis tablas, mis fundas, mis riñoneras y mis nitros, grandes recuerdos familiares y amistades convertidas en la hermandad de quien ha defendido al equipo, su tradición y sus colores, con orgullo y gallardía.
Lo mío son las bloqueadas y las tacleadas, igual que la búsqueda de la palabra, el amor, la sabiduría y el bienestar.