homopolíticus
pavesoberanes
- Ya te platicaré, Ana Laura [†]
Gracias Lluvia por estos 23 años de puro amor puro.
Y a nuestro Dio, mejor ser humano que los seres humanos, también.
El invento hace 32 años del teléfono inteligente le vino bien al sociólogo Fernández Noroña.
Desde 2016, el político de izquierda, militante del PMS, PRD y PT, cuenta cinco aparatos telefónicos que le han sido robados, en ninguno de los casos sin prueba documental alguna.
Dos casos de robo de teléfonos son los más sonados:
Ese año Noroña instaló un plantón afuera de Casa Aguayo, en Puebla, porque el subsecretario de Gobierno, Luis Arturo Cornejo, que debe llevarle 15 años de edad, además lo agredió verbal y físicamente.
Tenía Noroña 56 años y Cornejo 71.
Tres días atrás, el senador acusó un nuevo robo, el quinto desde entonces, uno de ellos «en el Metro», en la sala de personas muy importantes del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de parte de un hombre que, aseguró, lo agredió físicamente y le robó su teléfono inteligente, lo cual es mentira.
El distinguido residente de Tepoztlán que aspira a ser candidato a gobernador de Morelos —tendrá 70 años en 2030—, tiene como escudo las frases «No me provoques» y «Me estás provocando», para él sí, poder agredir y hacer del senado, como ahora, un ente represor.
Qué bueno que Noroña abrasó la sociología y no la siquiatría. El objetivo fundamental de la primera es analizar y entender las estructuras sociales, las relaciones entre personas y entre instituciones y personas. La siquiatría se dedica al estudio y promoción de la salud mental, así como al diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales. Sería Noroña paciente de sí mismo, con la ventaja de no pagar al facultativo del diván.
Ayer las violentadas senadoras Lilly Téllez y Gina Campuzano hicieron tragar sapos al fanfarrón Noroña, lo que le incomodó sobremanera al no poder responder como en sus pleitos callejeros de provocador profesional. El martes 10, en sesión pública y transmitida en tiempo real, a Campuzano le rompieron la blusa «con toda intención», las senadoras de Morelos Juanita Guerra y de Chiapas Edith López, lo que sirvió para burlarse de ella en ecs, con la etiqueta #LadyChichis.
Ayer el sociólogo Fernández Noroña aprendió a tragar mierda sin hacer gestos.
letraschiquitas
A Ana Laura Ortega Vila [†] cubrí reporterilmente sus actividades como presidenta del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en Morelos. «Ya llovió», decía su papá, don Lauro Ortega, de quien fui reportero en Comunicación Social. Hace poco me reclamó por mensajería instantánea el por qué no trataba tan bien a Margarita González-Saravia, como a Lucía Virginia Meza, «tu candidata». —No te equivoques, Ana Laura, respondí. Debatimos. «De acuerdo, haces periodismo, pero no seas tan cargado de una parte. Es justo, ¿no?», me escribió. Así fue siempre, por cualquier vía, incluso telefónicamente. Franca como su padre, siempre tenía tiempo para hablar de política y de arte. Criticaba para bien o para mal, sin perder compostura y respeto. Cuando escribía del exgobernador Ortega, compartía con un «Del amigo Pave». Cuando ganó Bellis Perennis la gubernatura, su candidata, me dijo que no erré en mi pronóstico y me prometió que, ahora sí, le iría bien a Morelos. Que su tesis y divisa margarista sea verdad. Ya te platicaré, Ana Laura.