homopolíticus
- México, 11 horas sin presidente
El gobierno funerario de Cuauhtémoc Blanco llegó a su fin de la peor forma.
Seis mil 372 asesinatos con arma de fuego después —mil 062 por año, 2.9 por día—, su jefe de Policía se despidió al ritmo de rap.
De los numerales de sangre dice no tener la culpa el gobierno cuauhtemista, sino los de Carrillo Olea, Estrada-Cajigal, Adame y Graco.
El lavatorio de manos se hace con jabón perfumado.
El vicealmirante Guarneros, José Antonio Ortiz, el peor jefe de Policía que ha padecido la geografía morelense, se despidió con el sello de la casa. Mandó hacer un vídeo musical [foto] cuyo origen afroamericano que hace apología, la mayor de las veces, de la violencia y la pobreza. Mezcla rebelión, protesta y provocación. El género es más recitado que cantado.
Como en los barrios bajos de Nueva York, Guarneros compartió el musical, donde aparecen los rostros de los aludidos, a través de los grupos de Segurichat, un programa implementado por él, sin éxito en disuasión del delito. Aprovechó sus últimos minutos en el cargo para hacer propaganda a su favor.
También se despidió con un mensaje de texto: «Gracias por permitirme ser parte de la gran familia de sangre azul». Ayer, policías bajo su mando permitieron el allanamiento de una vivienda de una anciana, a quien amenazaron y robaron 250 mil pesos.
Ya tendrá tiempo de escribir sus dos libros añorados: Del mar a la tierra, uno, y De la tierra al infierno, otro.
letraschiquitas
Si el ahora ciudadano Andrés Manuel López Obrador terminó su obligación a las 12 de la noche de ayer y si la próxima presidenta Claudia Sheinbaum —todavía no lo es—, protesta la Constitución a las 11:00 horas, esas once horas México se quedó sin titular del Ejecutivo federal***. Aún presidente, ayer no se aguantó las ganas de llorar cuando lo enfocaba la cámara y la no primera dama, Beatriz Gutiérrez, cantaba el himno de despedida que hizo llorar también a la secretaria de Gobernación, Luis María Alcalde***. Ayer dije que LO no se iría a La Chingada sino hasta que esté concluido el destacamento militar cerca de su finca en Palenque, Chiapas, como leyó igual Héctor de Mauleón en su columna de El Universal, en tanto ayer se mudó de Palacio Nacional, a su casa de Tlalpan.