En una espléndida ubicación en la Ciudad de México se encuentra el Campo Marte, aledaño al Auditorio Nacional, al Bosque de Chapultepec, la zona de museos en el Paseo de la Reforma y frente a la colonia Polanco. Fue concebido siguiendo el modelo de un espacio para celebraciones, ceremonias y maniobras militares existentes en otros países, pero en en el caso del Campo Marte Mexicano, su creador, el general Joaquín Amaro, magnífico jinete, lo destinó para el desarrollo y ejecución de actividades y deportes ecuestres.
Cuenta además con un casino militar, en estilo neo colonial, tan en boga en el México post revolucionario, un monumento ecuestre al general Amaro, reorganizador del ejército que surgió de la revolución y desde 2012, con la Plaza del Servicio a la Patria, que además de un conjunto formado con esculturas hechas a partir de armamento decomisado y que representan a cada una de las entidades federativas, cuenta con un monumento a los militares caídos en en la lucha contra el crimen organizado, el cual es custodiado permanentemente por una guardia de honor. La plaza cierra con un pequeño museo, que puede ser aprovechado para exposiciones temporales abiertas a todo el público.
Muchas actividades se han llevado a cabo en el Campo Marte, en 1968, por ejemplo, se desarrollaron ahí las competencias ecuestres de la olimpiada. Es también un sitio abierto al público que puede visitar el restaurante del casino, rentar sus salones y espacios para eventos y convenciones. Es habitual ver a grupos que ahí se reúnen a desayunar o comer.
En uno de los extremos del campo, se yergue el monumento que el arquitecto Agustín Hernández construyó con motivo del centenario de la creación del actual Ejército en Mexicano en el 2013. El monumento es del estilo brutalista que caracteriza a otras obras del arquitecto Hernández tales como las instalaciones del Heroico Colegio Militar en Tlalpan, al moderno monumento lo corona la inscripción de la frase que resume el espíritu de las fuerzas armadas mexicanas y Guardia Nacional: Lealtad.
No son pocos los usos que da el Ejército Mexicano a esta soberbia instalación a su cargo, la columna de los desfiles militares del 16 de septiembre, que parte del zócalo capitalino suele concluir su trayecto en el Campo Marte y la salutación a presidentes en su condición de comandantes supremos de las fuerzas armadas y a jefes de estado extranjeros se han llevado ahí también.
El caso de Florence Cassez, dejó al descubierto la lamentable podredumbre que es del dominio público, existe en el sistema judicial mexicano así como también un fiasco mediático y diplomático. Los abogados penalistas, no me dejarán mentir, pero la liberación de Cassez, no obedeció a su inocencia, sino a las violaciones que existieron en el procedimiento, de hecho su otrora pareja sentimental aun sigue sin ser condenado a pesar de haber sido detenido en diciembre de 2005.
El caso Cassez derivó en un conflicto diplomático con Francia, los yerros de Felipe Calderón fueron enmendados por su sucesor Enrique Peña Nieto quien recibió al presidente Francois Hollande en visita de Estado a México en abril de 2014. Entre las actividades llevadas a cabo con motivo de la visita del presidente Hollande, se efectuó una revista militar en honor del presidente francés en el Campo Marte. Hollande quedó gratamente impresionado del despliegue y marcialidad de las tropas mexicanas que desfilaron en su honor, particularmente de los cadetes del Heroico Colegio Militar con sus emblemáticas águilas y cetreros. En correspondencia, el presidente Peña Nieto fue invitado al desfile del 14 de julio en los Campos Elíseos y fue testigo de la marcha de los aguiluchos mexicanos en la más importante efeméride republicana de Francia.
El pasado 3 de octubre, el Campo Marte fue escenario de un hecho histórico, la salutación de la fuerzas armadas y Guardia Nacional a la primera presidenta de México, y en consecuencia a la primera también Comandanta de las fuerzas armadas.
El ceremonial y protocolo militar fueron impecables, las tropas estuvieron perfectamente formadas en el campo y la presidenta en compañía de los secretarios de la Defensa Nacional y Marina recorrió a bordo de un vehículo el campo, mientras una banda de música entonó la marcha “revista presidencial”. Posteriormente fueron presentados a la presidenta, los funcionarios que componen las planas mayores del ejército, armada y al comandante de la Guardia Nacional. Fue particularmente emotivo que mujeres que van desde generales y almirantes hasta soldados y marineros saludaron también a la presidenta de la república.
Luego vinieron los discursos de rigor por parte de los secretarios de la Defensa Nacional y Marina, ambos expresaron la lealtad de soldados, marinos, aviadores y guardias nacionales a la presidenta y a las instituciones, espíritu que no solo es el alma de la doctrina militar mexicana, sino el acento que ha hecho de nuestras fuerzas armadas las más leales de Iberoamérica. Sin embargo, el hito de la ceremonia, lo marcó el general Trevilla, cuando expresó que las fuerzas armadas, saludaban a su Comandanta, así con “A” al final, la primera en los pocos más de doscientos años de vida independiente en México.
La ceremonia cerró con las palabras de la Comandanta Suprema, quien reconoció a soldados, marinos, aviadores y guardias nacionales, también hizo mención al rol de la mujer en la milicia, donde es importante destacar, que ya se cuenta con una equidad de género plena, en el ejército sirven en todas las armas y servicios, vemos a mujeres tripulando los reactores F5 de la Fuerza Aérea o maniobrando una tanqueta Panhard. Al final, la presidenta envió no solo como comandanta, sino como madre y abuela un reconocimiento a las familias militares de México.
En suma, el Campo Marte, no solo es uno de los sitios más bellos de la Ciudad de México, sino que ahora, añadió una página más a su ya casi centenaria historia, ha sido testigo de las jornadas que acompañaron a la reorganización y profesionalización del Ejército Mexicano por el general Amaro, trás la revolución y ahora de la llegada de la primera mujer al mando de las armas de la república en nuestra vida independiente.