Cicuta
Jaime Flores Martínez
Miércoles 9 de octubre del 2024.- Con un gesto extraordinariamente serio, el morelense Omar García Harfuch salió visiblemente agitado de una reunión privada que sostuvo en el Palacio Nacional —el miércoles 7 de agosto—con el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.
Cierto que nadie sabe —bien a bien— de que conversaron, aunque resulta lógico suponer que hablaron de temas “letales”.
Tres meses antes el alcalde electo de Tijuana, el morenista Ismael Burgueño Ruiz presentaba públicamente al teniente coronel Julián Leyzaola Pérez como “el próximo director de Seguridad Pública” en esa ciudad fronteriza.
Y si acaso alguien se pregunta que tiene que ver una cosa con la otra, la respuesta es que Burgueño reculó en su deseo porque García Harfuch le llamó para impedirlo.
Cierto que Burgueño le costó mucho trabajo dar marcha atrás en su anuncio, pero el pasado lunes anunció que el chilango Juan Manuel Sánchez Rosales será el encargado de la seguridad en Tijuana.
Burgueño destacó el impresionante curriculum de Sánchez, aunque omitió decir que Sánchez le fue impuesto por García Harfuch.
De Leyzaola se destacó solo que fungirá como asesor, aunque ni siquiera se dijo por qué quedó marginado de la terna.
Ya de regreso al tema inicial sépase que García Harfuch impidió la llegada de Leyzaola porque tenía que ver con las recomendaciones de AMLO.
Baste recordar que el miércoles 28 de agosto Cicuta reveló que Leyzaola Pérez vivía “momentos de incertidumbre” porque el entonces alcalde electo Ismael Burgueño “ni siquiera le tomaba las llamadas”.
Seguro que Leyzaola intuía que Burgueño había metido reversa, aunque seguramente ignoraba que era por indicaciones de García Harfuch.
En esa columna, el escribiente precisó que a Burgueño le dijeron “algo” que lo obligó a meter reversa.
El lunes 7 el alcalde Burgueño se regodeó al presentar a Sánchez y se limitó a decir que el teniente Leyzaola se desempeñaría como “asesor” en materia de seguridad, aunque no asesorará al director sino a él.
O sea que servirá solo de espantapájaros.
Cicuta está en posibilidades de asegurar que Leyzaola no llegó porque Harfuch no quiso.
Este último mando a su incondicional Sánchez Rosales para que ocupe el puesto, aunque no conozca la ciudad y mucho menos a la tropa.
Eso sí, Sánchez Rosales no le dará entrada al grupo rival, como lo haría Leyzaola.
Y aunque su nombramiento como “asesor” es solamente “una cortina de humo”, la autoestima de Leyzaola se colocó en las nubes.
Aunque muchas personas advierten que, si Leyzaola fuese nombrado jefe de la Policía, seguramente la violencia se recrudecería a niveles inimaginables.
Y no se trata de lanzar malos augurios, sino recurrir a los tiempos en que la Policía de Tijuana era encabezada por Leyzaola.
Aquellos aplaudidores que alaban a este militar con licencia, deben saber que están equivocados al argumentar que —hace década y media—Leyzaola fue capaz de reducir la violencia en un 70 por ciento.
Es falso que “el valiente” haya combatido a los delincuentes.
Cierto que desató una especie de guerra, pero ese ataque estuvo dirigido a un determinado grupo delincuencial.
Si acaso las focas aplaudidoras tienen dos gramos de materia gris, entonces deben saber que Cicuta vivió —en calidad de reportero— la gestión de este señor.
Esos que lo elogian seguramente no saben que, en la segunda mitad del año 2009, el entonces secretario de Seguridad Publica Julián Leyzaola Pérez ordenó a los policías “transitar en convoy” y con las torretas de las patrullas prendidas.
Nunca como en ese tiempo asesinaron a tantísimos policías en Tijuana.
Solamente por recordar un evento de ese año, un reportero gráfico llegó una tarde de ese noviembre a la redacción de un periódico local con una fotografía verdaderamente aterradora.
En un predio de la colonia “el Seminario” de Tijuana los delincuentes dejaron la cabeza de 9 policías municipales (subordinados de Leyzaola).
Las cabezas fueron meticulosamente colocadas en forma de herradura para que —aparentemente— se entendiera el mensaje.
En aquel momento, un aterrado policía municipal confió a Cicuta que el objetivo de los malhechores era precisamente Leyzaola, aunque difícilmente podrían romper el blindaje que traía.
El uniformado dijo que los integrantes del grupo delincuencial que mataban policías, no estaban dispuestos a permitir la entrada de un grupo distinto.
La lógica indica que la violencia extrema era precisamente porque la intención era abrirle la puerta a otro grupo.
A 15 años de distancia, muchos ciudadanos aclaman a Leyzaola porque la leyenda lo ubicó como un “super-policía”.
Sin embargo, muchos ignoran que Leyzaola desató su furia precisamente contra aquellos subalternos que aparentemente apoyaban al grupo delictivo que en ese momento tenía las riendas.
Tan enloquecido estaba el teniente que citaba a los elementos que no gozaban de su confianza en las instalaciones del Cuartel Militar de Tijuana donde personalmente los torturaba.
Lejos de combatir la violencia este hombre torturaba salvajemente a policías y a cualquiera que se le atravesara.
Cicuta no refiere lo anterior simplemente por cubrir la redacción, sino porque existen al menos dos denuncias penales en su contra por el delito de tortura.
En otras palabras, las autoridades correspondientes comprobaron que este señor torturó personas y un juez giró sendas órdenes de aprehensión que continúan vigentes.
Si acaso alguien se pregunta por qué entonces anda libre, la respuesta es que Leyzaola obtuvo 2 amparos de la justicia federal para evitar su arresto.
En otras palabras, no anda libre porque sea inocente sino porque está amparado.
Al inicio de esta columna el redactor refirió que este señor dejó atrás la verborrea y decidió aceptar convertirse en un simple “espantapájaros”.
Esto es porque al despachar como secretario de seguridad, solo lo hará para apantallar ignorantes.
Si su imagen logra darles cierta tranquilidad a los ciudadanos de Tijuana, entonces hay que entregarle las llaves del despacho principal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Desde allí podrá controlar temas administrativos, aunque las órdenes serán giradas por el secretario general de gobierno Arnulfo Guerrero León e implementadas por el director operativo de la corporación.
En otras palabras, Leyzaola solamente será un florero para darle gusto a sus ilusos aclamadores.
Positivo
Qué bueno que el gobierno federal tiene la mira puesta en los acontecimientos que se registran en Sinaloa.
Contrario a la visión de la generalidad, existen familias que sobreviven de su esfuerzo diario, de su trabajo.
Ya es hora que regrese la calma. Ya es momento de vivir sin miedo.
El esfuerzo de la autoridad dará resultados y volverá la paz en toda la región.
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