In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“¿Cuál es la esencia de la vida? Servir a otros y hacer el bien.” Aristóteles
El pasado lunes 14, se conmemoró el día mundial de la donación de órganos, tejidos y trasplantes; lamentablemente con el transcurrir de los años y a pesar de los enormes avances que se han tenido en el rubro médico, de acuerdo con especialistas es cada vez mayor la demanda de estos procedimientos.
Es por ello que tanto el 27 de febrero, el 26 de septiembre y el 14 de octubre, entre otras fechas, buscan hacer hincapié en lo importante de la donación y trasplante de órganos; además, no podemos olvidar que entre más se aborda un tema los prejuicios irán disminuyendo, y es que desafortunadamente, aunque existen diversas investigaciones, campañas mediáticas y desarrollo de políticas públicas y legislativas aún los prejuicios en muchas ocasiones logran ganar la batalla.
Es triste reconocerlo, pero todavía la falta de información ha permitido que los mitos e ideas preconcebidas continúen vigentes en diversos lugares, muchos consideran que si se declaran donadores no podrían tener un funeral con un ataúd abierto, que los médicos se esforzarán menos o les brindarán un cuidado con menos calidad, que se es demasiado joven o muy adulto o que la familia tendrá que dar una remuneración económica por los órganos donados.
En información de Statista, se calcula que a nivel mundial en 2023 se realizaron 173,765 trasplantes de órganos, de los cuales 112,501 correspondieron a trasplantes de riñón, siendo el hígado el segundo órgano más común en estos procedimientos, con cerca de 41,100 cirugías.
Por desgracia de acuerdo con datos del Centro Nacional de Trasplantes nuestro país se enfrenta también a lo grave de la situación con respecto a la enfermedad renal crónica, en promedio, cada año 16 mil 300 personas esperan un trasplante, sin embargo, solo se realizan alrededor de 3,000; lo que representa 18.4 por ciento de cobertura, pero además se debe considerar que esta enfermedad requiere de costosos tratamientos como hemodiálisis y diálisis peritoneal.
Esta misma institución menciona que cada año en México se realizan alrededor de 7,000 trasplantes, que pueden ser de riñón, córnea, hígado, corazón, pulmón o tejido musculoesquelético, y asevera que estos procedimientos ayudan a mejorar la calidad de vida y por supuesto brindan nuevas oportunidades a quienes los reciben.
Es innegable que aún se requiere continuar trabajando en una cultura de donación, en un trabajo conjunto que permita que los prejuicios sean poco a poco erradicados, ya que para miles de personas un trasplante es lo único que puede salvarles la vida; incluso el pasado lunes en la Cámara de Diputados se inscribieron dos iniciativas para reformar la Ley General de Salud y la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, con el fin de que toda persona que fallezca sea considerada donadora potencial de órganos y tejidos a excepción de quienes hayan expresado su negativa en vida.
La decisión de convertirnos en donadores no es sencilla, ésta debe tomarse con plena responsabilidad y consciencia, e incluso es ampliamente recomendable que esta elección sea discutida y transmitida a los familiares cercanos, ya que en caso de no dejar un consentimiento oficial, el cual puede ser llenado y descargado de forma voluntaria en el Centro Nacional de Trasplantes; serán ellos quienes brinden la autorización.
Vivimos momentos donde el individualismo y el egoísmo se muestran más reacios, es por ello que la donación de órganos es un acto loable, desinteresado y que muestra un verdadero amor al prójimo, el cual estoy convencido puede ser exponencial y cambiar la vida de miles de personas.
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.