In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“La violencia en México se debe atender en colaboración con todas las instituciones. La autoridad no puede sola tenemos que sumarnos cada quien desde su base”. Arzobispo Carlos Cardenal Aguiar Retes.
Podría afirmar que casi todos hemos sentido el miedo de observar a un extraño acercarse por la calle, el pánico de mirar que pasan las horas y algún ser querido no llega a su destino o la incertidumbre del incremento de la violencia y la aparente disminución de la actividad de las fuerzas de seguridad en diversas partes de nuestro país.
El aumento en las actividades criminales es multifactorial; una de las hipótesis más ostensibles es que la violencia se recrudece debido a que las organizaciones delictivas están decididas a mostrar su poderío tanto a las administraciones salientes como a las entrantes; y es que, aunque no lo queramos reconocer el reajuste político en ocasiones repercute en muchas otras esferas.
No se puede pasar por alto la situación de diversas entidades como Sinaloa, donde la guerra entre “La Mayiza” y “Los Chapitos” se ha convertido en una plaga que ha paralizado la vida en la entidad: múltiples ejecuciones y secuestros, escuelas cerradas, carreteras bloqueadas con vehículos incendiados, pérdidas millonarias por la falta de apertura de negocios y gente que corre a refugiarse cuando el sol se oculta se han transformado, son la noticia diaria.
De acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del sistema Nacional de Seguridad Pública, en Sinaloa de enero a septiembre se han registrado 907 homicidios; sin embargo, hay que mencionar que autoridades locales y federales han confirmado 260 homicidios desde el 9 de septiembre hasta el 22 de octubre.
La terrible crisis en Sinaloa, por desgracia no es la única; a ella habrá que añadir otros Estados, por ejemplo, Chiapas, y es que estoy convencido que esta entidad se ha convertido en un trágico referente y marcará un parteaguas, no sólo para el panorama estatal, sino para el resto del país con respecto a las acciones a tomar en cuanto a la violencia. Y es que la noticia del deplorable asesinato del Padre Marcelo Pérez Pérez, perpetrado el 20 de octubre en San Cristóbal de las Casas impactó severamente en diferentes esferas sociales en nuestro país e incluso a escala mundial.
A pesar de que fue amenazado desde 2015, se negó a la protección aludiendo que ésta no debía ser exclusiva de una persona, sino que la requería todo Chiapas. El cinismo con que se perpetró el crimen es provocador y desafiante; fue a escasos 200 metros de la iglesia, a plena luz del día, con los feligreses saliendo cuando sus atacantes le dispararon. El auxilio de todos los transeúntes fue inútil y por fin lograron silenciar a uno de los activistas más comprometidos, osados, incansables y justos que tenía no sólo Chiapas sino México.
El martes 22 se llevó a cabo una misa de cuerpo presente para dar el último adiós al Padre Marcelo, esta ceremonia reunió alrededor de unas 2 mil personas, quienes con evidente dolor caminaron por las calles de San Andrés Larráinzar, el pueblo natal del sacerdote. Este mismo día, como una endeble respuesta al dolor de Chiapas, las autoridades informaron sobre la detención del presunto autor material del crimen.
Aunque suene desalentador, durante décadas las cifras han sido lapidarias, sin embargo, también hay que reconocer que existe una amplia confianza en la administración de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quién gracias a sus innovadoras estrategias y determinación redujo significativamente las cifras de crímenes y violencia durante su gestión como Jefa de Gobierno y que se espera tendrán un impacto similar a nivel nacional.
Probablemente el miedo, la sensación de desamparo y la angustia continuarán siendo protagonistas en la vida de miles de personas, pero no olvidemos las palabras de su amigo y compañero el Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, quien además lo ordenó como sacerdote en 2002: “Que su vida sea una ofrenda para Dios, y traiga la paz y la justicia que tanto necesitamos.”
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.