La política en rosa
Elsbeth Lenz
Ayer aquí en la aldea, entre el tráfico infernal de costumbre y el que se formó con la instalación de postes en Lázaro Cárdenas, los peregrinos de San Rafael Guízar y Valencia y las triquiñuelas de las constructoras municipales, los que vivimos aquí en infiernillo, sentimos odio por el mundo, pero ningún odio como el que debe haber sentido ayer la señora Morales García, quien ya se sentía dueña del Congreso Local Veracruzano, su presupuesto y su plurinominal, cuentan que hasta una visita habría hecho al recinto, para ir planeando como extenderse como la humedad, en el palacio legislativo.
Recordarán lectora, lector querido, a aquella mujer que salía en Radio Televisión de Veracruz con un programa en el que valiéndose de la desgracia ajena, se forjó una carrera política, primero la Diputación Federal y luego la alcaldía de Xalapa, Elizabeth Morales García es una amalgama entre monstruo de creación propia e invento de Fidel Herrera y así entre puesto y puesto, se hizo con un capital inmenso y con esos recursos ha vivido como nunca imaginó hasta el día de hoy, porque de trabajo, empresa o negocio, no se le conoce ninguno.
La señora Morales, que creció en el popular barrio del FOVISSSTE, estudió comunicaciones en la Universidad de Xalapa y don Carlos García Méndez rector de la misma, confió en ella y la impulsó, se hizo conductora de un programa de corte social, transmitido por la televisora estatal y de ahí pa’ el real, todo fue ganancia, en un par de años se reinventó y nada quedó de aquella señora Morales con el cabello engominado onda Ritchie Valens, ataviada con sus trajes de dos piezas, made in costurera de colonia confeccionados en unos poliésteres bastante austeros y de colores morados, verdes y rosa chillón, maquillada cual paleta payaso con sus eye shadow azul y la boca roja.
Luego de muchísimos escándalos, la doñita desapareció y no se supo más de ella, hasta que hace un tiempo anunció con bombo y platillo, pertenecer a la comunidad LGTB+ ¡Vaya una sorpresa! Y hasta anunció su amor con una fémina con quien se mandó a hacer unas fotos de estudio, onda fotonovela de los años ochenta que colocó en billboards en la ciudad y finalmente anunció que se casaban, la boda fue cubierta por algún medio local y las fotos circularon en redes sociales, nada de revista Hola, ni cobertura del Reforma.
Luego hace 15 minutos, la señora Morales simuló militar en el Partido del Trabajo y hasta en la lista para las plurinominales a la diputación local apareció anotada, todo muy bien hasta que le adjudicaron la única diputación plurinominal que le correspondía al PT y fue ahí cuando ardió Troya y Chente Aguilar y su grey, pusieron el grito en el cielo e impugnaron.
Ayer finalmente, fue la Sala Regional Xalapa del Tribunal Electoral Veracruzano la que declaró la impugnación de los pietistas, fundada por razón de que si la paridad en la integración del Congreso del Estado, se había alcanzado al contar con veintiséis mujeres y veinticuatro hombres, no era necesario realizar un ajuste mayor, a través de la aplicación del principio de alternancia de género por periodo electivo, es decir que adiosito a la señora Morales y sus ansias de retorno, porque de regreso ¡Mis chulos! Nada que seguro ya se lo gastó todo.
Y lo peor mis chulos, más allá de Chabe y su familia, nadie lo lamentó.
Cosas de la vida y menudencias
Cuentan por ahí que Manuel Huerta Ladrón de Guevara, el vetusto senador veracruzano, anda como el diablo advirtiendo que como le quitaron la candidatura a la gubernatura este 2024, el tendría derecho a poner a sus propios candidatos para las alcaldías el próximo año… eso es lo que suena en Radio Pasillo ¡Vaya usted a saber!
Así las cosas queridos míos, nos leemos el próximo lunes, pasen un lindo fin de semana.
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