Magno Garcimarrero
Le he cantado a la muerte…
Pero no se me acuse
de desdeñar la vida.
Agradezco la vida
y, con ello involucro
el amor de mis padres
que sin lugar a dudas
me la dieron felices
en un dulce minuto
de bendita lujuria.
Sí, la bendita lujuria
que perpetua la estirpe
exaltando el placer
y ahogando la penuria.
Sí, la lujuria que nace
de las almas dilectas,
de la salud del cuerpo,
de la belleza cierta
de la pasión cobrada
de las mentes despiertas,
móvil de juventud
rebelde a lo prohibido
tenaz por su virtud
fugaz para el olvido.
Hoy canto a la lujuria
que nos echó a la vida
conjurando la injuria
de quien con voz espuria
la declaró prohibida.
Invocaré la magia
De aquella logomaquia:
Que aun disfruta la suerte
De mantenerse viva:
¡Hoy que viva la Vida
y que muera la Muerte!