José Alberto Sánchez Nava
“La insensatez no está en cuestionar el poder, sino en permitir que el poder sea incuestionable.”
- El principio del fin
Este 5 de noviembre, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) vivió un día de suma relevancia para la democracia mexicana, al debatir una de las reformas más polémicas de los últimos años. En juego estaba la revisión de un proyecto propuesto por el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, que buscaba invalidar ciertas disposiciones de la reforma judicial impulsada por el partido oficialista Morena. La reforma, percibida como una herramienta para consolidar el poder del Ejecutivo, plantea riesgos al sistema de contrapesos que salvaguarda la independencia de los tres poderes en México. Sin embargo, la falta de ocho votos necesarios para invalidar los cambios evitó que la Corte entrara en un análisis profundo de su constitucionalidad, dejando la reforma en vigor y generando preocupación entre quienes ven en ello un debilitamiento de la democracia y de la autonomía judicial.
- La sorpresa de un voto inesperado
El resultado de la votación no solo generó tensión por el número de votos, sino por las posiciones adoptadas por algunos ministros. Por un lado, ministros como Norma Piña, Luis María Aguilar, Jorge Pardo, Margarita Ríos-Farjat, Javier Laynez, Alfredo Gutiérrez y el mismo González Alcántara apoyaron el proyecto, subrayando la necesidad de un Poder Judicial independiente que no sucumba a presiones externas. Por el otro lado, ministros como Lenia Batres, Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y, de manera sorprendente, Alberto Pérez Dayán, votaron en contra del proyecto. Pérez Dayán, conocido defensor de la autonomía judicial, justificó su voto afirmando que no apoyaría lo que llamó “una insensatez” respondiendo con otra. Esta inesperada posición fue interpretada como una maniobra para evitar confrontar al Ejecutivo, generando dudas y dejando a la ciudadanía con más preguntas que respuestas sobre la independencia de los ministros.
- “Insensatez” o falta de compromiso con la autonomía judicial
La declaración de Pérez Dayán no tardó en provocar reacciones enérgicas. “¡No señor! Lo realmente insensato sería ignorar el impacto de una reforma que provocará el surgimiento de un poder centralista y sin contrapesos,” replicaron algunos de sus colegas y críticos. La afirmación de Dayán fue vista por muchos como una evasiva frente a su responsabilidad de defender los principios de la Constitución. Para quienes cuestionan su postura, el evitar un análisis profundo sobre los riesgos de la reforma no solo afecta la independencia judicial, sino que abre la puerta a que el poder del Ejecutivo actúe sin límites en su intento de modificar el sistema judicial. Así, el principio de separación de poderes que sustenta a una democracia robusta podría debilitarse, creando una estructura de gobierno sin oposición real.
- ¿Presiones externas?
El cambio inesperado de Pérez Dayán generó sospechas sobre posibles presiones externas en su decisión. Algunos observadores sugieren que la Fiscalía ha abierto investigaciones que involucran al propio ministro, lo cual plantea interrogantes sobre la libertad con la que pudo tomar su voto. Estas presiones se han vuelto una táctica común del oficialismo, especialmente en un contexto donde quienes critican o se oponen al gobierno suelen enfrentar procesos legales o amenazas. Para algunos analistas, la conducta del ministro es una señal de cómo el Ejecutivo busca ejercer control sobre decisiones judiciales estratégicas, desdibujando los límites entre los poderes y volviendo al sistema judicial vulnerable a presiones externas. En un clima cada vez más polarizado, la autonomía del Poder Judicial se ve comprometida cuando los funcionarios no pueden actuar sin temer represalias.
- Este contexto nos hace recordar las palabras del filósofo italiano Norberto Bobbio, quien advirtió sobre los riesgos de la retórica anticorrupción como arma política. “El fascista habla todo el tiempo de corrupción. Lo hizo en Italia en 1922, en Alemania en 1933 y en Brasil en 1964. Acusa, insulta, agrede como si fuera puro y honesto. Pero el fascista es sólo un criminal, un sociópata que persigue una carrera política. En el poder, no vacila en torturar, violar, robar sus pertenencias, su libertad y sus derechos.” Bobbio advertía que la obsesión por acusar de corrupción a todos los oponentes se convierte en una herramienta de control, donde los acusadores afirman pureza mientras imponen un proyecto político con prácticas autoritarias. Al observar el escenario mexicano actual, es inevitable cuestionarse si el discurso de lucha contra la corrupción, central en la narrativa del oficialismo, está sirviendo para concentrar el poder de manera alarmante.
- Un momento decisivo para la Suprema Corte
El papel de la Suprema Corte, en este contexto, se vuelve trascendental para la vida democrática del país. Con esta decisión, el Poder Judicial ha perdido una oportunidad importante para reafirmar su independencia y su rol como defensor de la Constitución. Para quienes critican a Pérez Dayán, la verdadera insensatez radica en la omisión del análisis de los efectos a largo plazo de la reforma judicial. Si la Corte no cumple con su función de contrapeso, se corre el riesgo de que el Ejecutivo tome un poder absoluto y sin restricciones. En una democracia, el Poder Judicial no solo debe ser independiente, sino que debe actuar con determinación para proteger a los ciudadanos de un posible autoritarismo disfrazado de legalidad.
- Lo que sucedió en la Suprema Corte este martes no solo deja sin resolver una controversia constitucional, sino que también despierta preocupaciones profundas sobre el futuro del sistema judicial en México. En un ambiente donde la intimidación y las presiones parecen estar normalizándose, surge la pregunta de cómo pueden garantizarse la independencia y objetividad del Poder Judicial. ¿Quién se encargará de proteger la Constitución y la democracia si la Suprema Corte cede ante el poder del Ejecutivo? En un contexto en el que la narrativa de la corrupción se convierte en una herramienta para centralizar el poder, los ciudadanos deben mantenerse alerta ante los riesgos de un sistema de gobierno sin contrapesos que podría poner en peligro los derechos y libertades.
- Reflexión final
El desenlace de esta votación debería encender una señal de alerta. En el México actual, donde el Poder Judicial es uno de los pocos frenos al avance del Ejecutivo, la Suprema Corte tiene la obligación histórica de actuar con independencia y valor. La historia nos muestra que cuando un poder se centraliza sin oposición, los derechos y libertades de los ciudadanos terminan en riesgo. Si la SCJN no ejerce su papel como contrapeso, el costo para la democracia mexicana será altísimo y podría ser irreversible.