La reforma inmigratoria al archivo del olvido. Cada día que pasa la iniciativa pierde fuerza, eventos no considerados en la agenda la han eclipsado.
La incertidumbre de guerra con Siria. La masacre en Washington D.C., capital de la nación, en el centro de comunicaciones de la marina, desempolva la contradictoria legislación sobre el uso de armas de fuego por la población civil.
Y por si fuera poco, la casa de representantes de mayoría republicana, en un acto de enfrentamiento sin pudor a la administración del demócrata, Barack Obama, ponen en jaque al sistema nacional de salud, Obamacare. La propuesta incluye desaparecerlo, a cambio de aprobar los fondos suficientes para hacer frente a la deuda fiscal del gobierno federal.
Por parte de las autoridades mexicanas, no se conoce de intervención alguna, por el contrario, el silencio es evidente, dejándole el trabajo pesado a las dispersas organizaciones pro inmigrantes en el país, que contrasta con los 100 millones de dólares que gastara el gobierno, de Carlos Salinas de Gortari, en cabildeo en el congreso de la unión para sacar adelante el Tratado de Libre Comercio, obvio, mas importante que la suerte de 8 millones de sin papeles que mantendrán el anonimato en la oscuridad.
La 68ava Asamblea Anual de la Naciones Unidas da principio en Nueva York. Por una semana 193 mandatarios del mismo número de países pasaran al estrado a expresar sus ponencias.
El presidente Obama, en el día inaugural será uno de los oradores, lo mismo que el nuevo mandatario Hassan Rouhani de Irán, quien con tono suave, opuesto al de su antecesor el bélico Mahmud Ahmadineyad, anuncia la voluntad de negociar su programa nuclear y mantener una posición de balance en la región del cercano oriente.
La postura pacifista del nuevo gobierno de Irán, genera esperanza para ir resolviendo los múltiples conflictos de la región y lograr una paz duradera, comenzando con el alto al fuego en Siria.
Al respecto, el secretario de estado, John Kerry, se reunirá el próximo jueves con el ministro de exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, junto con los otros ministros de las seis súper potencias involucradas en el programa nuclear.
La última reunión de éste nivel entre EE.UU. y Teherán se habría dado antes de la revolución del 1979. La comunidad internacional, sin echar las campanas al vuelo, mira con muy buenos ojos la próxima reunión, por la voluntad y seriedad con la que el nuevo gobierno iraní ha planteado el asunto.