Ante las presiones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y las inquietudes manifestadas por Canadá, México ha decidido reactivar un plan para reducir las importaciones provenientes de China.
La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que el gobierno está ajustando sus propuestas para cumplir con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y mitigar el desbalance comercial que actualmente se sitúa en aproximadamente 80 mil millones de dólares.
“Nosotros tenemos un plan, que está desarrollando el secretario de Hacienda con el secretario de Economía, con el objetivo de sustituir esas importaciones que llegan de China y la mayor parte producirlas en México”, explicó Sheinbaum.
Este plan busca fomentar la producción local a través de empresas mexicanas y norteamericanas, así como de otros países, como los europeos.
La preocupación por las importaciones chinas ha crecido, especialmente después de que Trump acusara a México de actuar como una «puerta trasera» para que China venda productos más baratos en Estados Unidos.
En este contexto, algunos políticos canadienses han sugerido negociar un acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos que excluya a México, aunque el primer ministro Justin Trudeau ha manifestado su preferencia por mantener a México en el T-MEC.
Sheinbaum subrayó que “esta idea de que a través de México están entrando los productos chinos para llevarlos a Estados Unidos no es correcta”, defendiendo la posición del país frente a las acusaciones.
Sin embargo, analistas advierten que la efectividad de las medidas propuestas es incierta y que la sustitución de importaciones es un proceso complejo y a largo plazo.
El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, indicó que la mayoría de las importaciones chinas son realizadas por empresas internacionales con operaciones en México, como armadoras de autos y productores de chips.
“Ya empecé a hablar con las 50 compañías que más cosas importan de diferentes países para decirles qué parte podemos hacer en México”, agregó Marcelo Ebrard, secretario de Economía.
Ebrard también mencionó que empresas tecnológicas como Intel y Foxconn están comenzando a responder positivamente a estas propuestas.
Un ejemplo claro es la empresa mexicana Claro, que tiene planes para comenzar la producción de microchips en 2025, aunque aún no fabricará los más avanzados.
Sin embargo, expertos como Miriam Grunstein advierten sobre los riesgos asociados a estos cambios. “Los costos podrían encarecerse enormemente”, alertó Grunstein, sugiriendo que se realice un análisis detallado por industria antes de implementar decisiones. Además, enfatizó la necesidad de una política industrial activa para crear clústeres en sectores clave.
Por otro lado, el gobierno mexicano está llevando a cabo reformas constitucionales que extinguirán siete organismos autónomos encargados de regular la competencia.
Aunque se asegura que estos serán reemplazados por una nueva entidad con «independencia técnica», hay preocupaciones sobre su posible sometimiento a intereses políticos.
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