homopolíticus
Tenía al menos 30 años —los últimos fueron Lauro Ortega [†] y Antonio Riva-Palacio [†]— que un gobernador —gobernadora con a— no descansaba picando piedra y haciendo adobes en domingo.
Pero tenía 36 años, desde el bejaranismo [1976-1982], que un gobierno respetara tanto la libertad de prensa como en el margarismo. En unas horas el gobierno de Margarita González-Saravia cumplirá dos meses en funciones y ha tenido tantas apariciones públicas como su antecesor… ¡en un año!
Sin Hidalgos ni Juárez en caja fuerte, con facturas haciendo fila en tesorería y algunas talegas de billetes en bóvedas bancarias, el cuauhtemismo depredador no dejó ni para echar una moneda en la fuente de agua bendita de Catedral.
No hay registro de que se sugieran preguntas cómodas ni respuestas memorizadas, como en el pretérito inmediato. Tampoco se acomodan notas en medios orgánicos. Los editores jerarquizan el material periodístico sin influencia de Palacio de Gobierno.
Las presiones a la prensa —y las represiones— son cosa del pasado. Más mandatarios y jefes de prensa así, se debía exigir. Aquí se defendió a Margarita Estrada, aún antes de ser designada —ratificada, debía decir— coordinadora de Comunicación Social, porque aun cuando se sabía que sería ella, no cesaban las autopromociones y juegos de poder para imponer en el cargo a alguien más. Fracasaron. En letraschiquitas se advirtió que González-Saravia no dejaría el cargo ni los recursos en manos de oportunistas ni corruptos. Cargo y recursos están a salvo de cualquier tentación con su amiga e incondicional de años, Estrada Serrano.
Si los medios manejan la información a su libre albedrío, como debe ser, como debió ser desde hace lustros, los funcionarios de los gabinetes legal y ampliado debían moderarse. No es carrera de galgos. Ya vendrá el concurso electoral. El jefe de Gabinete parece que anda en campaña. De zorro plateado pasó a tazo dorado. Todo un Frank Underwood en busca del poder, antes de responder, de dar resultados y ser leal de palabra y obra. Habría que añadir a House of Cards sus ambiciones personalistas de cara a 2027. ¿O sólo quiere el cargo y recursos para promoverse antes de la Revocación de Mandato? Mañana lo sabremos, cuando se defienda en otros espacios periodísticos…
En este pequeño lapso de tiempo —¡56 días!—, esa es una lectura política de la sobreexposición mediatizada del jefe de Gabinete, que aparece más que su jefa la gobernadora y que se vende como el non plus ultra de la política local, sin serlo y sin cobrar mesura, mucho recuerda a Underwood cuando traga el costillar de cerdo en el establecimiento de Freddy: es un león capaz de devorar todo. El mensaje está claro: en Palacio de Gobierno hay muchos corderos qué devorar.
letraschiquitas
Nadie de Rectoría ni de la Federación de Estudiantes abrió el diccionario, para cerciorarse de que el sustantivo Venada significa ‘ataque de locura’ y no la hembra del venado —con eso de que llegaron todas al poder presidencial—, y que su uso con el término Identidad como signo distintivo, es una prostitución del lenguaje. Y eso que la Universidad debe ser sinónimo de casa del saber.