“Ginevra de’ Benci” es la única pintura de Leonardo da Vinci que se encuentra en el continente americano y vive en la Galería Nacional de Arte, en Washington, EUA.
Una obra temprana, terminada cuando Leonardo tenía 21 años, la pintura muestra un genio incipiente y fue revolucionaria en la historia de la pintura. Uno de los contemporáneos de Leonardo escribió que «pintó a Ginevra d’Amerigo Benci con tal perfección que parecía no ser un retrato sino la propia Ginevra».
Una piel blanca como la tiza, rasgos finos como la porcelana y una expresión reservada, algo impenetrable, reflejan el refinamiento de la joven de 16 años Ginebra de’ Benci. Como la mayoría de los personajes retratados en el Renacimiento, pertenecía a una familia adinerada y tenía una buena educación. También era conocida como poeta y conversadora erudita. Se esperaba que las mujeres jóvenes de la época se comportaran con dignidad y modestia. La virtud era valorada y protegida, y se pensaba que la belleza de una joven era un signo de bondad. Se esperaba que los retratistas realzaran, según fuera necesario, el atractivo de una mujer según los estándares de belleza de la época.
Su representación realista y directa rompió con las convenciones de los primeros retratos de mujeres del Renacimiento, incluida la preferencia por la vista de perfil más distante. Ginevra de’ Benci es uno de los primeros retratos de tres cuartos conocidos en el arte italiano. Ella mira al espectador directamente. Los planos de su rostro sutilmente modelados, es posible que haya «cobrado vida» ante los espectadores de una manera más vívida que cualquier otra pintura que hubieran visto antes.
Al ver el retrato, sabemos de inmediato que es una obra maestra, pero ¿qué pasa si te decimos que tiene algo escondido por atrás?
En el lado reverso del cuadro hay un mensaje en latín que dice “la belleza adorna la virtud”, junto a un ramo de junípero, el origen del nombre “Ginevra”. Gracias a examinaciones infrarrojas, sabemos que por debajo hay otro mensaje: “virtud y honor”. Este era el lema de Bernardo Bembo, el embajador de Venecia en Florencia y un amigo platónico de Ginevra. No sabemos con certeza quien encargó este retrato a Leonardo, pero por esta pista, sabemos que es posible que fuera Bembo.
Se sabe que Ginevra tuvo varios admiradores que compusieron poesía en su honor y le pidieron que compartiera sus propios versos con ellos. Entre ellos estaba Lorenzo de’Medici, cuya familia de élite era conocida por su mecenazgo artístico. Aún más importante para Ginevra fue Bernardo Bembo, el embajador veneciano en Florencia. Es posible que haya sido él quien encargó su retrato para celebrar -y sustituir- al objeto de su admiración y estima.
Información de https://www.nga.gov/
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