Magno Garcimarrero
Quizá fuera una buena propuesta, para incluir en el Plan Nacional de Desarrollo en el que podemos los ciudadanos participar ahora, proponerle a la presidenta Sheimbaum que, reclame a su vez al Vaticano, la posibilidad de que las mujeres, en México, tengan la posibilidad de acceder al sacerdocio.
Sería muy congruente con la nueva tendencia nacional y, ahorraría a los creyentes y penitentes, otros sucesos y, personajes nefastos como Marcial Maciel y demás curas pederastas que han proliferado aquí, allá y acullá.
Habría que solicitárselo al Papa Francisco que, ha mostrado cierta tendencia a renovar los viejos principios de su Iglesia. A lo mejor dice que sí, y entonces tendríamos en México la posibilidad de llevar a mediados de siglo a una “Mama” mexicana, que no Papa, a sentarse en el trono de Pedro, sin necesidad de la silla gestatoria que, a partir de la Papisa Juana, (848 circa), se ideó para asegurarse de que, quien recibiera la tiara papal, fuera varón hecho y derecho y no mujer o eunuco con el “compañón relajado” como dice el Levítico. 21,20.
A lo mejor Francisco se divierte con la petición y dice que no; no va a pasar nada, tenemos antecedentes de negativas papales que, lejos de perjudicar beneficiaron a nuestra nación. Cuando Pio Nono tuvo que huir del palacio Quirinal disfrazado de monja, para ir a esconderse al reino de las Dos Sicilias, en tiempos de que Roma fue decretada República, el presidente mexicano… xalapeño, José Joaquín de Herrera, con anuencia del Congreso, lo invitó a cruzar el océano atlántico y establecer la sede papal en México.
La carta invitación llevaba anexo un título de crédito por $25,000.00 coperacha de diputados y del propio presidente.
Pio Nono solo agradeció la invitación y el “donativo” y en correspondencia mandó una medallita de la orden pontificia “Piana” al presidente y a cada uno de los diputados.
Pero de guaje venía a enfrentar el movimiento liberal mexicano que ya campeaba desde Valentín Gómez Farías.
Prometo que, si llega una papisa mexicana al Vaticano, recupero la fe.