Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
Laura Méndez de Cuenca fue poeta, narradora, traductora, pedagoga y mujer de carácter firme, imbatible. Vivió en la transición del siglo XIX al XX y tuvo una vida muy activa con un gran compromiso social, pero ninguneada por los críticos literarios de su época, peso moral que provocó que su obra fuera prácticamente olvidada.
Ángel José Fernández, poeta e investigador del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana realizó una profunda pesquisa de la vida y obra de Laura Méndez de Cuenca para registrarla en el libro Poesía en el que nos presenta la vida y obra de la poeta que nació en la Hacienda de Tamariz, en el Estado de México, el 18 de agosto de 1853 y fallece en la Ciudad de México el 1 de noviembre de 1928 a la edad de 75 años.
Muy joven tuvo una relación amorosa con Manuel Acuña, tuvo un hijo con él, pero la vida atormentada del poeta coahuilense lo llevó al suicidio. Sus contemporáneos culparon a Laura Méndez de la decisión que tomó el auto de Nocturno a Rosario, factor que influyó para que se le hiciera un vacío en el mundo de las letras.
Más tarde se casó con Agustín E. Cuenca, quien era uno de los mejores amigos de Acuña. Tuvieron siete hijos, solo dos llegaron a tener una vida adulta, pero con problemas de salud físicos y mentales. Al poco tiempo moriría su esposo, quien era dipsómano. También perdió el hijo que tuvo con Manuel Acuña. Vida con muchos reveses que no la doblegaron.
Ella comienza a construir su obra poética a partir de los 20 años. Publicó en periódicos y en revistas poemas, cuentos, relatos y crónicas.
Tuvo cercanía con personajes importantes como Justo Sierra, quien era ministro de Educación en el gobierno de Porfirio Díaz, él la apoyó para que fuera a San Luis Misuri, Estados Unidos, y aprendiera del proyecto del pedagogo William T. Harris, quien fue el iniciador del kínder garden o jardines de niños y a Europa para revisar las técnicas pedagógicas de Pestalozzi. Gracias a eso se estableció la enseñanza pre-escolar en nuestro país.
La obra poética de Laura Méndez de Cuenca abarca 55 años de su vida y Ángel José Fernández la dividió en tres. La primera es la Poesía original que abarca de 1873 a 1875; la segunda etapa que va de 1884 a 1905 y; la tercera, de 1915 a 1938.
Si bien la influencia de la época era el modernismo, a ella no le gustaba porque lo consideraba un movimiento artificioso surgido de la burguesía y aunque ella hacía poemas bajo esa corriente literaria nunca abandonó el compromiso con su sociedad y con su tiempo, como lo dejó en claro con la Revolución mexicana.
Sus primeros poemas hablan de su malestar por la vida: “Era el mundo a mi vista/ cual páramo desierto,/ y al acaso mi planta caminando/ vagaba sólo, y en mi ser llevado/ el alma triste, el corazón ya muerto/…
En la segunda etapa es la más importante, fija una postura frente a los movimientos literarios como el romanticismo y el modernismo: “Nada es la voluntad inquebrantable,/ si se aprisiona la grandeza humana/ entre carne corrupta y deleznable./ Por imposible perfección se afana/ el hombre iluso y de luchar cansado;/ al borde de una tumba se amilana/…
Su tercera etapa, donde escribe menos obra y termina con un poema dedicado a Salvador Díaz Mirón en el día de su muerte: …¡Un poeta pasa! Cantos desprendidos/ de su lira bajan, en áurea cascada./ Y suenan y suenan, y suenan diluidos/ en una silente estela borrada/ como la que dejan los barcos hundidos/…
También fue autodidacta en el estudio de idiomas y tradujo obras del francés, del italiano, del latín, del inglés y del alemán en versiones libres
Al triunfo de la Revolución se enroló con el movimiento constitucionalista de Venustiano Carranza para trabajar los aspectos didácticos e ideológicos. Más tarde conocería a Álvaro Obregón, quien le pidió que le escribiera su biografía. El mismo general decide jubilarla por los graves problemas de salud que ya tenía la poeta
Ángel José Fernández no solo logra una recopilación de los poemas de Laura Méndez de Cuenca, sino también hace un estudio minucioso del contexto que le tocó vivir a la poeta y cita todas las fuentes que consultó para entregarnos un trabajo monumental que le hace justicia a la poeta, tantas veces a punto de llegar al olvido y ahora podamos aquilatar la obra poética de Laura Méndez, de las primeras poetas mexicanas de inicios del siglo XX.
Poesía, de Laura Méndez de Cuenca con la compilación, el estudio preliminar y la edición de Ángel José Fernández, Editorial de la Universidad Veracruzana, 724 páginas, 2024. Para obtener el libro consulta: