Teresa Valdés Betancourt
Una fecha trascendente desde que en 1975, cuando se aprobó conmemorar cada 8 de marzo, el Día internacional de la mujer, aunque me gustaría agregar de las mujeres y que fue México, país sede de la Primera Conferencia Mundial, de la Organización de las Naciones Unidas ONU.
Fue justa decisión internacional, como resultado de largas luchas políticas, sufragistas y de trabajadoras feministas de varios países en la búsqueda de la igualdad y la no discriminación.
Vale recordar que en plena revolución industrial de 1857, las obreras textiles protestaron en las calles de Nueva York, para exigir reducción de la jornada laboral a 10 horas diarias, aumento de sus sueldos pues recibían menos de la mitad que los hombres y fin del trabajo infantil. La protesta fue brutalmente reprimida por la policía.
Casi 50 años después, en 1908, se convoca otra huelga contra las malísimas condiciones laborales a que estaban sometidas, donde 129 mujeres murieron calcinadas en la fábrica Cotton Textile Factory, en un incendio provocado por sus dueños y nuevamente, tomaron las calles más de 15 mil mujeres de Nueva York para disminuir el horario laboral, por mejores salarios y en esta ocasión se agregó el derecho al voto.
Al 2do Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas, de 1910 en Copenhague, Dinamarca, asistieron más de 100 delegadas de 17 países. Allí a propuesta de Clara Zetkin y Kathy Duncker militantes activas del Partido Socialista Alemán se aprobó conmemorar un Día Internacional de la Mujer trabajadora, junto con las delegadas de Estados Unidos, para recordar y hacer le homenaje a la huelga de las trabajadoras textiles al declarar un Día de las mujeres de EE. UU. Otro asunto aprobado fue una Resolución sobre la paz.
¿Qué reclaman las mujeres para este día?
Primero, que se cumplan los acuerdos de los países firmantes en 1975, propuestos por ONU y que hoy presentan nuevas demandas acordes con el siglo XXI:
Además de exigir igualdad de derechos y condiciones entre mujeres y hombres. Manifestar la fuerza creativa de las mujeres como colectivo. Oficializar las reivindicaciones de las mujeres por la igualdad de oportunidades. Respaldo al ejercicio de la paridad con adecuada capacitación y formación ciudadana y participación política. Derecho a la salud física y mental como dueñas de sus cuerpos.
Se hace un llamado a la acción y ONU Mujeres hoy propone incorporar a las mujeres y las niñas a la educación digital para potenciar sus ideas a fin de satisfacer las necesidades siempre crecientes.
Y el mayor reclamo de hoy, prevenir y erradicar las violencias en todos sus tipos y modalidades, que cada día, adquieren dramáticos peligros amparados en la impunidad avasallante en todas sus acepciones gramaticales: someter, rendir, subyugar, doblegar, dominar, sujetar, oprimir, tiranizar, sojuzgar, esclavizar, hasta el feminicidio.
Libre ejercicio de los derechos civiles para las mujeres relacionados directamente con las libertades como personas y su participación en la vida civil, política, económica y social, en condición de igualdad y sin discriminación ni violencias.
Esta realidad nos convoca a la acción, somos mujeres con mayor activismo social y político para desarrollar como un alud, las demandas y causas de lucha en estos años, meses y hasta siglos de luchas sociales, políticas, laborales que incluyen sus derechos civiles y humanos.
Según la Real Academia Española (RAE), alud se reconoce como gran masa de nieve o de otra materia que se desprende de una ladera, cae y se derrumba de los montes con violencia y estrépito.
El próximo 8 de marzo de 2025, nos reuniremos miles de mujeres de todas las edades e identidades, razas, etnias, trabajadoras, de diferentes creencias y condiciones, marcharemos por distintas ciudades de México y del mundo, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer porque cada vez se necesita más participación generacional, con el objetivo de alcanzar las reivindicaciones planteadas históricamente.
Aunque inicialmente las marchas comenzaron como una lucha obrera femenina, el Día Internacional de la Mujer ha ido ampliando sus causas a lo largo del tiempo.
Su origen fue trágico con muertes y represiones policiales ante los justos reclamos por demandas laborales inicialmente y reclamo mayor organización y preparación para que aquellas mujeres defendieran sus derechos.
Hoy se cosechan algunos logros y otros todavía faltan por alcanzar en hechos y en palabras, especialmente de justicia contra la impunidad para prevenir y erradicar el feminicidio, así como un alto a las desparecidas, temas que merece texto aporte por alta incidencia e impunidad.
Si, nos vemos el próximo 8 de marzo. Será otro día de conmemoración y también para reconocer los logros que tenemos y siempre están en peligro de ser limitados. La lucha es permanente, múltiple, diversa, social, laboral, doméstica y sobre todo sororal, porque solo juntas, podemos todo.