Por Deborah Buiza
“La vida siempre te da revancha, así que tienes que prepararte para cuando ese momento llegue” les dijo el entrenador después de que los chicos hicieron un examen y no todos aprobaron, “sólo significa que hay que prepararse más para cuando llegue el momento” reiteró tratando de animarlos.
¿Cuántas veces nos hemos enfrentado a una prueba sin aprobarla? ¿Cómo enfrentamos el “fracaso”?
Existen innumerables ejemplos de personas que alcanzaron el éxito y la fama después de muchísimos descalabros, rechazos e intentos, y cuando conocemos esas historias nos sorprende su capacidad para intentarlo una y otra vez, y lo duro que han tenido que trabajar para alcanzar sus sueños, pero ¿qué pasa cuando somos nosotros los que no logramos superar con “facilidad” las pruebas de la vida?
La vida tiene sus retos y sus complejidades y no siempre estamos totalmente conscientes de ello, a veces por ingenuidad y otras por ignorancia, confiamos en que lo que sabemos nos será suficiente para seguir adelante, y si acaso no lo fuera tal vez con hacer un pequeño esfuerzo podamos superar el asunto.
Sin embargo, más temprano que tarde en algún momento nos topamos con pared. A pesar de nuestro deseo y lo que creemos saber no nos alcanza para obtener ese empleo, acreditar ese examen, ser promocionado, seleccionado, reconocido, etc. A veces la vida se encarga de decirnos, de manera linda o ruda, que aún nos hace falta prepararnos un “poquito” más para aquello que queremos conseguir.
Aceptar el fracaso o lidiar con el rechazo no es tarea fácil, se necesitan grandes dosis de paciencia y autocompasión, y posteriormente un trabajo importante de autocrítica para observar sin enjuiciar que parte es la que se necesita mejorar o desarrollar para estar en condiciones de volverlo a intentar. El ejercicio no es sencillo porque el reto, además del esfuerzo que demandará el trabajo de mejora, puede incluir la “lucha” con los pensamientos negativos sobre nuestra persona que puedan “empujarnos” a tirar la toalla antes de tiempo.
No desistas. Necesitas observar cuáles son tus áreas de oportunidad y trabaja en ellas, y si acaso no encontrarás cuál es el aspecto a trabajar siempre es buena idea preguntar a los expertos, no te quedes sólo con lo que tu crees, con tu visión de las cosas, porque podría ser que estés pasando de largo algo importante.
¿Cuándo se podría presentar una nueva oportunidad? Nunca se sabe, pero se dice que siempre es mejor estar preparado para que nos agarre listos para enfrentarla. ¿Nos caímos? Ni hablar, respiramos, observamos que necesitamos para levantarnos y hacernos más fuertes; nos levantamos, si es necesario lloramos nos secamos las lágrimas, y continuamos preparándonos para estar listos para cuando llegue un nuevo momento de “prueba”.
Y tú, ¿estarías listo si ahora fuera tu momento de “revancha”?