Las influencias de Aristóteles, Platón, Cicerón, Maquiavelo y varios más dejaron profunda huella en la manera de pensar del primer barón de Verulamium, el cual de manera tajante expresó: “los jueces deben de recordar que su misión es jus dicere y no jus dare”.
Sería de desear que en nuestro México sus jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fueran unos verdaderos cultores del Derechos, de la justicia. La colosal importancia de su tarea jurídica y social deriva puntualmente de la trascendencia del orden legal; deben de vigilar su respeto.
Nuestra Patria requiere que los juristas encargados de la impartición de justicia sean unos verdaderos garantes de la sociedad, en cuanto, que deben de procurar que en la referida justicia imperen sus conocimientos relacionados con el Derecho.
La impartición de justicia por sí sola, debe justificar la conducta de sus funcionarios que tiene que ser manifiesta en sus diversos quehaceres, vinculados todos ellos a aquella noble misión de impartir justicia con sabiduría jurídica, moral y cívica; emblemas distintivos que concurren a la integración de una amplia cultura relacionada con la ciencia del Derecho como expresión destacada y esencial de su saber, que no puede plegarse sin el conocimiento de las leyes como instrumento trascendental e imprescindible.
A éste respecto la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C., asevera que los funcionarios que imparten justicia deben de conocer el Derecho y contar con amplia experiencia, la cual es imprescindible para captarlo, entenderlo y aplicarlo.
Para cumplir el insigne y excelso cometido jurídico no basta con auto proclamarse como “la ministra del pueblo de México”, ni pretender convertirse en la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para patrocinar los intereses de impartir justicia sin cultura jurídica. Esa sola actitud entraña la merma o el menoscabo de la dignidad de la justicia.
Es evidente que el próximo o próxima presidente de nuestro máximo Recinto de Justicia debe de contar con un hondo sentimiento de ella. Como cultora o cultor del Derecho debe de impartir una justicia abocándose únicamente a las cuestiones de estricto derecho, para con ello dar respetabilidad a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
La personalidad del cargo de presidente ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación debe ser carente de lo que le sobra a Lenia Batres: aparentar valía para cubrir su ignorancia e insignificación.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.