DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Parafraseando a Mario Vargas Llosa en su inolvidable novela Conversación en la Catedral, nos preguntamos ¿Dónde se jodió Sinaloa?
Los días y las semanas pasan lentamente en Sinaloa, donde sus habitantes padecen desde hace más de seis meses los graves problemas de violencia e inseguridad.
Son días, semanas y meses de angustia ante la pasividad de un inepto gobernante (Rubén Rocha Moya) que no atina a las fórmulas que puedan reducir los problemas que sufren los pobladores de esa convulsa entidad.
Rocha Moya no da pie con bola y espera que los problemas se los resuelva la federación en cuestiones de seguridad, mientras la economía del estado se encuentra acorralada.
Sinaloa es una entidad próspera en la que sus habitantes se habituaron a convivir con los grupos delincuenciales, existiendo un pacto no firmado para la cohabitación pacífica.
La entidad del Pacífico fue descubierta como tierra pródiga para el cultivo de drogas en la década de los 40 del siglo pasado en plena II Guerra Mundial.
Se descubrió que el cultivo de plantas para la producción de enervantes era un negocio rentable y muchos campesinos pudieron salir de la pobreza mediante este método.
Pero no fueron los únicos, varios políticos han sido relacionados con los beneficios económicos que dejan esos cultivos.
Varios exgobernadores se lavan las manos y señalan a otros como los responsables de abrir la puerta a los grupos delincuenciales, pero los cárteles no llegaron de otro lado, se formaron ahí, con hombres y mujeres nativos de la entidad e incluso han exportado mano de obra y liderazgo de los mismos.
Badiraguato es una población pequeña del estado que produce a racimos a los integrantes de los grupos delincuenciales que conforman a los principales grupos delincuenciales.
Ahí mismo han nacido un buen núcleo de políticos, los que a pesar de la diferencia de edad entre ellos encuentran afinidad y se complementan.
El problema del narcotráfico en el estado es añejo y a pesar de todo sobrevive la vecindad y el buen estilo de vida. Ahora las familias de los jefes de los grupos delincuenciales conviven con los hijos que provienen de otro tipo de familias sin problemas de ninguna clase.
Todo en Sinaloa transcurría con la normalidad que se establece en algunas entidades con características especiales hasta que el avispero fue alertado y los dos principales grupos en disputa se enfrascaron en una pelea por el territorio que abarca la capital del estado, principalmente y la responsabilidad se le atañe al propio gobernador Rocha Moya.
Y es que el gobernador se asegura estuvo presente en una reunión entre las cabezas de los dos grupos en pugna, de la que salieron el asesinato de Héctor Melesio Cuén y la detención de Joaquín Guzmán López y de Ismael Zambada García.
Del asunto del asesinato de Cuén, la fiscalía de Sinaloa trato de cubrirlo como un intento de asalto, lo que no prosperó, el segundo tema una declaración de Zambada García establece que el gobernador Rocha Moya había estado presente en el encuentro. De ninguno de los casos se ha deslindado la eventual participación del gobernador.
Lo ocurrido desató una guerra sin cuartel entre los grupos en pugna, dejando un saldo de cientos de muertos, otro tanto desaparecidos y alternando la paz en el estado que derivó en un derrumbe de la economía y la producción agrícola y acuícola.
¿Y el gobernador? Es aquí donde Rocha Moya muestra su gran desconocimiento político y espera que el gobierno federal resuelva los problemas y frene la violencia.
Empresarios, productores, políticos y simples ciudadanos han efectuado marchas y plantones para protestar por la inacción del torpe gobernante, sin resultados de ninguna clase. Las peticiones del relevo del gobernador no son escuchadas y ante el reclamo solamente se dice que el pueblo lo eligió y entonces tendrá que aguantarse.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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