Eduardo Sadot
Cuidado con los candidatos a magistrados ministros y jueces, se ha dicho que habrían de privilegiar a quienes ya hayan sido, pero y si algunos de ellos ya comenzaron desde antes su campaña torciendo el derecho para hacerse populares, llegarán con perfil más político que juzgador. Por ahí pintean magistrados federales en Cancún, en Quintana Roo, que obviamente tienen criterios distintos al resto de magistrados del país, los tribunales del centro y norte del país, pues privilegian la garantía de la libertad condicional, mientras que en la península, hay quienes prefieren tener más recluidos en penales para hacerse publicidad.
Casos abundan donde pisotean los derechos de las personas, han resuelto revocar la libertad de una persona que acreditó, mediante juicio de amparo, que la prisión preventiva era inoperante, le dieron prisión domiciliaria con brazalete electrónico y una patrulla de la Guardia Nacional en la puerta de su casa, con todas esas medidas de seguridad, no existe riesgo de que se sustraiga de la acción penal, y el magistrado del que dedicaremos más artículos – porque son asuntos documentados de aspirantes a permanecer como juzgadores – no obstante las evidencias de resolver porque el juzgador se basó en que “dicen” sí “porque dicen” sin aplicar el rigor de la técnica judicial, argumentativa e interpretativa, no obstante que hoy quienes lo hicieron y firmaron documentos internos del penal, hoy están perseguidos.
Uno de los directores que ahora tienen orden de aprehensión y el subdirector también, son perseguidos porque hicieron muchas cosas mal y el juzgador, intocables – hasta ahorita – anda en campaña para seguir en el cargo. El juzgador validó documentos firmados por los funcionarios hoy perseguidos para trasladar a un penal federal, sin existir antecedentes del comportamiento riesgoso. El “magistrado” está en campaña, presume que logró colarse con MORENA que logró engañarlos para seguir, usa el cargo e inventa para su campaña, resoluciones atrasadas e infundadas. Sobre su conciencia “si la tuviera” pesa la reclusión durante siete años de un hombre, acusado de “miradas amenazantes”.
Sí leyó usted bien “miradas amenazantes” que inútilmente le están tratando de comprobar y no han podido porque no existió, porque esto no está contemplado en ningún ordenamiento penal del país. No existen las miradas amenazantes.
A lo mejor usted respetable lector, podría ilustrarnos para identificar o definir cuáles son “las miradas amenazantes” y que a siete años no le hayan dictado, en definitiva, el auto de formal prisión. Porque si se ampara contra el auto de formal prisión, tarda dos o tres años, conceden amparo para efectos de que se reponga nuevamente el procedimiento y que perfeccionen vicios que hubo. Volvieron a presentar amparo y se lo negaron nuevamente.
Ahora ya no van al Tribunal de Apelaciones con estos ignorantes, presentarán el recurso de revisión con otros magistrados del Tercer Tribunal Colegiado de Circuito. Estas resoluciones están dañando a muchas personas, con su ignorancia. De los tres magistrados, uno no estuvo de acuerdo y en su voto particular, sostiene que no está de acuerdo, que los agravios del Ministerio Público y de la víctima son inoperantes.
En éste caso, el magistrado tuerce la ley, en otros las fiscalías alfombran el piso para la delincuencia en lugares por todo México, donde la delincuencia, sienta sus reales, en delitos como despojo, invasión de predios y falsificación de documentos, hay mucho que exhibir todavía. A veces sin que los fiscales generales se enteren otros con su complacencia, cada Estado es diferente.
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