Día Hábil
A Claudia Sheinbaum y a Morena no les basta con tener a un equipo de seudoperiodistas a sueldo que tuitea, postea y publica las veinticuatro horas del día
a favor de su movimiento.
Que se enfrentan a quienes cometen la osadía de criticarles y de señalar sus omisiones y negligencias o las corruptelas de su gobierno.
Esos señores tienen contratos millonarios que, incluso, superan a algunos medios de comunicación formales.
No, no es suficiente, porque, con el paso de los años, el gobierno de Morena se ha desgastado y las críticas son cada vez más frecuentes y más duras.
Por eso quieren censurar a los usuarios de las redes sociales, para evitar críticas, para callar a quienes consideran sus adversarios.
Las autoridades competentes podrán solicitar la colaboración de la Agencia de Transformación Digital para el bloqueo temporal a una Plataforma Digital, en los casos en que sea procedente por incumplimiento a disposiciones u obligaciones previstas en las respectivas normativas que les sean aplicables, dice parte del artículo 109 de la reforma a la Ley de Telecomunicaciones que da el poder a la Agencia de Transformación Digital de José Merino para bajar en le momento en que lo considere justo y necesario cualquier publicación que moleste a la señora que, como su promotor, vive en austeridá republicana… en un palacio.
Sheinbaum miente cuando asegura que su gobierno no pretende censurar y que el objetivo de la reforma es sólo prohibir la transmisión de publicidad como la que Estados Unidos contrató, principalmente en Televisa, en México para acosar a los compatriotas que aspiran a braceros y advertirles que ni lo piensen.
Y lo hace porque la única verdad es que la ex integrante del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) junto a su ex esposo Carlos Imaz Gispert, ern aquella huelga de la UNAM de 1986, elaboró esa iniciativa y, consciente de lo que pretende, incluyó ese artículo que, de no ser por la oposición que se mantuvo alerta, habría pasado como un albazo más.
El viernes pasado, cuando el Senado ya había aprobado en comisiones el proyecto y anunciaba para el lunes -hoy- su aval en el pleno, Sheinbaum ordenó –disfrazado de sugerencia- detenerla para, según ella, discutirla y analizarla.
Fiel a su estilo, que pretende ser natural y amable pero que es ridículo, dijo:
-Se piensa que es para censurar, pero nunca ha sido ese el objetivo. En todo caso, que se quite el artículo o se modifique la redacción para que quede absolutamente claro que el Gobierno de México no va a censurar a nadie, mucho menos lo que se publica en plataformas digitales, dijo en su conferencia matutina, copia de la que hacía López Obrador diariamente.
La realidad es que a Sheinbaum le molestan las críticas.
Tiene la piel muy delgada y a la menor provocación estalla y ordena acosar al ingenuo crítico.
Y que sólo circulen en redes y en todo medio de comunicación conocido o por conocer, aquellos que se la pasan apaludiendo y diciendo cosas buenas.
Sí, al estilo de Andrés Manuel López Obrador, quien se sentía con el derecho no sólo de refutar sino de exhibir en sus conferencias matutinas a quienes consideraba verdaderos enemigos y un peligro para su miserable y mediocre gobierno.
Sheinbaum Pardo es peor que su promotor y protector.
El pretexto es la citada campaña de publicidad que Estados Unidos pagó en Televisa, en la que la secretaria de seguridad de Estados Unidos, Kristi Noem, advierte a los mexicanos que planean irse a ese país en calidad de indocumentados que serán cazados.
“Los concesionarios y permisionarios de radiodifusión y televisión en el país no podrán transmitir propaganda política, ideológica o comercial de gobiernos o entidades extranjeras, ni permitir que los medios de comunicación que operan en su concesión sean utilizados para fines que pueden influir en los asuntos internos del país”, dice uno de los textos.
Y hay más.
La Ley de Telecomunicaciones pretende supervisar todos los medios de comunicación, los permisos, las licencias y las frecuencias para, de ser necesario, hasta retirar una concesión por criticar al gobierno federal.
En el caso de las redes sociales, el texto de 300 páginas plantea que esa agencia pueda no sólo eliminar cualquier publicación sino la cuenta misma desde donde fue lanzada.
¿Qué tal?
Ese es el gobierno de la mal llamada cuarta transformación.
Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), dijo en el Senado:|
-¡Morena quiere imponer la #LeyCensura! Una ley que le daría al gobierno el poder de decidir qué puedes publicar, ver o escuchar. Quieren crear una “Agencia” para controlar todo lo que está en redes, radio, televisión y medios digitales. ¡Si los criticas, te borran! ¡Si no te alineas, te callan! Así gobiernan los que le tienen miedo al pueblo. Desde el PRI lo decimos claro y de frente: ¡No vamos a permitirlo, vamos a votar en contra!
¿Qué tal con el gobierno de los que son distintos?
Por el momento está efectivamente suspendida su aprobación, pero no eliminada.
Vámonos: Gerardo Fernández Noroña es el más patético de los dizque legisladores de Morena.
El fin de semana fue abucheado en el Partido del Trabajo (PT) del vividor Alberto Anaya, porque le recriminaban que llegó con el PT y brincó a la bancada morenista.
Lo menos que le gritaron fue traidor y trapecista.
Ya se le acabó el veinte como presidente del Senado.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex