LATITUD MDEGALÓPOLIS
Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
La historia dice que el barrio de Tepito era, en la época prehispánica, una frontera entre Tenochtitlán y Tlatelolco, llamado entonces Teocaltepitón. Adentro había una zona llamada Mecamalinco, que contaba con un tianguis con fama de ofrecer mercancías robadas, como ropa, herramienta y comida. De manera que esta práctica es tan vieja como el origen de la zona.
¿Qué ha cambiado? Únicamente la fisonomía. La conquista y el avance del tiempo obligaron a las autoridades a construir viviendas de otro tipo, en las que comenzaron a abundar edificaciones dedicadas a alojar, no a una familia, sino a muchas. Las conductas han continuado inalterables hasta la fecha, pues abunda igualmente, la venta de objetos sustraídos en otras partes de la ciudad y llevadas al barrio enclavado en la colonia Morelos, igualmente para su venta.
Hoy existen pasadizos complicados que van de una calle a otra. Laberintos que alojan a personas consagradas a la venta de fayuca, en donde se corre la voz al menor indicio de presencia de autoridades que se han dedicado al decomiso de artículos traídos en calidad de contrabando, desde Estados Unidos, lo mismo que como bodegas de esos productos.
Pues la señora Clara Brugada, jefa de gobierno de esta inmensa ciudad, tuvo a bien anunciar la entrega de nada más y nada menos que 8 mil 500 pesos mensuales a los jóvenes del barrio, cuyo objetivo es brindar oportunidades de paz y desarrollo a jóvenes que no trabajan ni estudian. Es decir, el plan anuncia más cultivo de haraganes buenos para nada, a costa del dinero de los mexicanos.
Predice también que la estrategia, igual a la que ideó el expresidente tabasqueño, tendrá su retribución en la compra de conciencias y de votos para Morena, como millones de mexicanos sabemos. Denuncia, además, que la señora mandamás en la Ciudad de México no tiene idea de lo que significa su propuesta, que coadyuvará a acelerar el empobrecimiento de nuestro país, con la derrama de muchísimos millones de pesos que seguramente no rendirán el fruto que anuncia.
Dijo que será puesta en marcha una escuela para propiciar oportunidades de desarrollo y bienestar a las y los jóvenes en riesgo, como parte de la estrategia de Territorios de Paz e Igualdad. Pretende hacerlos estudiar la primaria, secundaria y preparatoria y que luego decidan qué hacer con su vida. También quiere que emprendan actividades culturales y deportivas y, en suma, que transformen esa zona en una realidad que hasta hoy es un sueño.
Rescatará a los jóvenes de la delincuencia, pero olvidó un problema recurrente: el de la adicción a diversos estupefacientes. Dirá que eso se intuye.
Una parte de su propuesta se llama utopía. Pero en realidad lo es. Porque lo que sí se intuye es que el programa está diseñado para captar esos votos para continuar el camino sin reservas, rumbo a la dictadura. A partir de junio habrán acabado de hacer pedazos nuestra democracia, con una elección por demás amañada, de todo el aparato que conforma el Poder Judicial.
No obstante, parece que el objetivo es reforzar lo anterior, como si no fuera suficiente lo ya alcanzado, con elecciones presidenciales fraudulentas. Con la mayoría calificada en el Congreso robada a la vista de los mexicanos y con mentiras todos los días, desde la tribuna mañanera, complementada con estrategias como la que comentamos y reprobamos en este espacio.
No importa lo que cueste y que la economía de México se convierta en una verdadera lástima. Una vez consolidados todos sus propósitos, es la población empobrecida la que sufrirá miserable. Pero la casta divina en el poder continuará soberbia sobre los escombros de nuestro México paupérrimo.
Se habla, en suma, de transformar Tepito a niveles nunca soñados. De llevar la zona a tal transformación, que competirá con las colonias más fifíes de la capital, a las que tanto desprecian y en las que ellos mismos viven.
Pero no hay que olvidar un ingenioso dicho popular que resume toda esta farsa reivindicadora: ¡perro que come huevo, aunque le quemen el hocico!
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