Yo Campesino / Promesas
- Demagogia 4T contaminó a la banca; ofrece financiamiento, pero…
Miguel A. Rocha Valencia
Como ya es costumbre los banqueros ofrecieron otorgar créditos a todos los que se acerquen a ellos, especialmente pequeñas y medianas empresas, que son las generadoras reales de empleo masivo, no que no aclararon fue cuáles serán las garantías para respaldar la liquidación de esos empréstitos y la utilidad correspondiente.
Igual que los empresarios “grandotes” que muchas veces son intermediarios de capital foráneo, los banqueros se comprometieron a facilitar créditos a tasas “preferenciales” que obviamente no estarán por debajo de los intereses que ellos entregan a sus ahorradores, a quienes ponen realmente el dinero y el cual ellos jinetean y se llevan utilidades tan altas como las del año pasado que alcanzaron niveles “históricos” por 288 mil 340 millones de pesos de los cuales, BBVA se llevó 93 mil 146 millones, libres de polvo y paja.
Al español le siguieron Banorte con 45 mil 298 millones, Santander con 28 mil 584 millones, Inbursa (ya sabemos de quien) 24 mil 853 millones; Banamex con 22 mil 590 millones; Scotiabank, 10 mil 934; BanBajío, 10 mil 690 millones y HSBC con seis mil 858 millones de pesos. Esos ocho, de un total de 51 instituciones financieras, se llevaron el 85 por ciento de las utilidades netas, aparte de gastos e impuestos.
Esos mismos banqueros que ofrecieron a la president(a) durante su convención allá en lujosas instalaciones del Pacífico dar su apoyo a la inversión productiva ya salieron con sus pretextos para limitarlo y no sin razón, ya que para otorgar un crédito necesitan tener la seguridad de que van a cobrar, pero sobre todo a ganar.
Y de entrada los representantes de Banorte platearon la urgencia de consolidar la relación comercial con Estados Unidos; Banamex pide ver potencial del país; Santander plantea que el gobierno debe otorgar claridad en proyectos y el que obtuvo mayores ganancias, Bancomer le dice al gobierno que debido a la incertidumbre comercial es necesario compartir riesgos, es decir, pide un aval.
Por su parte HSCB de plano advierte que la desaceleración económica y la incertidumbre propiciarán un menor avance del crédito en tanto que Citi dice lo que ya sabemos: la economía está creciendo muy por debajo de su potencial y que el consumo y empleo muestran signos de desaceleración. Urge certidumbre.
Para colmo el tema corrupción se suma y se convierte en facto que d4sestimula la inversión, de ahí que el mayor fondo soberano del mundo, el Norges Bank Investment Management, retire de México los 138 millones de dólares invertidos o prestados a Pemex.
No es la cantidad sino el mensaje que se manda a los inversores internacionales porque la causa es el “riesgo inaceptable” de la corrupción que detectan en la petrolera mexicana.
No olvidemos que ese fondo noruego con más de un billón de dólares acaba de pasar precisamente por un episodio de corrupción en que se vieron envueltos varios de sus consejeros.
Lo que viene no parece nada bien para México o al menos no para el gobierno de la 4T, pues si algo falta, es estabilidad y seguridad y las cosas se pueden poner peor luego de la cacareada elección Judicial donde todo huele a fraude.
No olvidemos que todos los participantes pasaron por el tamiz del oficialismo, incluyendo a quienes se apuntaron por el poder Judicial. Por ahí pasaron también quienes hoy señalados como personas ligadas al crimen organizado y por ellos habremos de votar.
Es decir, que todos pasaron por la mayoría del Senado en poder de Morena y aliados. Y Eso no da certidumbre jurídica, es a lo que temen los empresarios, el dinero y por ello seguramente los 300 mil millones de dólares enlistados como inversión sexenal privada, se quedará en el papel donde están apuntadas mientras que la oferta bancaria de crédito se realizará si hay un aval o si los pretensos dan garantías, si no, será más demagogia financiera.
De ahí que los buenos augurios dependen de muchas cosas, especialmente de la seguridad en un marco legal en quien nadie cree y menos en instituciones colonizadas por el oficialismo o canceladas por un gobierno cerrado, cuya opacidad y corrupción ya no están en duda sino que son una certeza.