Alberto Loret de Mola
Elecciones municipales veracruzanas: hay un frijol en el arroz
Más feo que petróleo sobre alguna prístina arena caribeña o toparte en un aeropuerto con el asqueroso de Noroña, es una candidata fraudulenta y corrupta a ocupar la presidencia municipal de la capital xalapeña. Y no me refiero al físico. De eso no se habla. Veamos:
Muy lejos de la pulcritud y decencia que con la que se desenvuelve la presidenta Claudia Sheinbaum y muchos de sus colaboradores, existen en ese extraño y pantanoso lugar en el que muchos personajes de la llamada 4T veracruzana beben de la ponzoña de algunos conjurados. De ahí, de ese nauseabundo lugar que se gesta de la mano de traidores a su causa y a la decencia, proviene una extraña mujer que, a punta de falsedades, trató, al más puro estilo Yunes Márquez, participar en unas elecciones a diputada sin tener derecho, y como perro de carnicería, fue echada a patadas.
Conmovida, la gobernadora le dio la oportunidad de servir creyendo que servía. Fue como comprar un juguete chino de medio uso. Luego luego le falló a quien la puso en el IPE de donde salió, tras dejar una cauda de irregularidades que, como narró Claudia Guerrero en documentado artículo, ascendieron a 180 o 200 millones de pesos al año quesque para servicios personales. Sabemos que el maquillaje es caro, pero quedamos que no se habla del físico de la gente.
Ahora pretende ser alcaldesa. Le quedan muy grandes los zapatos de don Ricardo Ahued, hombre cabal y decente que, tema aparte, paralizó la ciudad de Xalapa durante toda su gestión, emulando a don Gustavo Nachón, el mejor ingeniero que ha tenido Veracruz, por hacer la obra de asfaltado como si fuera la Lotería Nacional: a cachitos. La razón justificada: no había presupuesto. Pero, finalmente, a don Gustavo y a don Ricardo, les cuadraron las cuentas. A doña Daniela Griego, le anda faltando explicar el porqué de tanto gasto en Pensiones y el destino de algunas decenas de millones que, pudiera ser, estaría siendo en parte utilizado para su campaña y el resto saldría a comprar votos el día de la elección, un tanto mermado, de las cajas de huevo donde lo guardan, ahí en el Penthouse de la calle Roma 51, de Montemagno.
Habla de inclusión, movilidad, cuidado del medio ambiente, del derecho al agua (como no sea de lluvia), cultura, deporte, desarrollo urbano, turismo, seguridad y (espacio para reír) de llevar una gestión transparente cuando, en el IPE, su pasado encargo, lo claro es que todo está muy, pero muy oscuro. Vamos, dejó un cochinero. Dicen sus encuestadores que lleva la delantera, pero en realidad, pretende comprarla (remember las cajas de huevo) el día de los comicios, cuando con una torta y un chesco bien helado, valgan, junto a las amenazas típicas de perder privilegios, un valioso voto. La pregunta es ¿Qué siglas, no del gobierno, tendrán los que operen a su favor? Recuerde que ya los anda persiguiendo doña Claudia. No vaya a ser.
Ps. El martes le toca a Silvio.