Anahí García Jáquez
Ruletemburgo, Alemania. Siglo XIX. Alexei Ivanovich tiene un empleo estable como tutor de los hijos de un general del ejército ruso. Todo parece tranquilo hasta que se deja arrastrar por dos pasiones de las cuales no se podrá librar tan fácilmente, pues ambas amenazan con destruirlo.
El jugador es un trabajo del renombrado escritor ruso Fíodor Dostoyevski, quien escribió esta novela basándose en su vida, más en específico, en su adicción al juego: este texto fue hecho para entregarse con una fecha límite, pues de no hacerlo, su editor se quedaría con los derechos de autor de todo lo que Dostoyevski escribiera por los siguientes nueve años. Con el pago que recibió una vez que entregó El jugador, el autor saldó una deuda de juego.
Alexei Ivanovich es el narrador de su propia historia y hace una remembranza de lo acontecido hace unos meses atrás en esta ciudad ficticia alemana. Nos presenta a su jefe, el General Zagorianski, un hombre tremendamente endeudado quien espera con ansias el fallecimiento de su tía para poder heredar algo de su fortuna, así como Monsieur Des Grieux, su acreedor francés. Conocemos también al señor Astley, un noble inglés con quien entablará una amistad. Pero sin duda alguna, quien formará gran parte de este relato y será alguien de suma importancia en la vida de nuestro protagonista, es sin duda Polina, la hijastra del General y la mujer de la que Alexei se enamora perdidamente. Estos personajes, además de otros que se van sumando, forman parte de este universo en el cual el autor nos presenta a Alexei como un adicto al juego o ludópata, por lo que sí, estamos frente a su alter ego.
El lector será testigo del descenso en caída libre de Alexei debido a su incapacidad por controlar su afición al juego, pero también lo que lo lleva a ello es el amor tan grande que siente por Polina, hasta el punto de rayar en la obsesión y convirtiéndose esta relación en algo enfermizo debido a la manipulación ejercida por ella hacia él, y de la que ambos son plenamente conscientes.
Y es de esta forma que el autor, valiéndose de esta anécdota sencilla pero a la vez compleja como los son sus muy bien delineados y construidos personajes, analiza la naturaleza del ser humano y en especial sus lados más oscuros teniendo como objeto de estudio este ambiente en el cual se mueven los aristócratas que, muchas veces, lo único que tienen es su título porque pudientes no son, así que su única opción es vivir de las apariencias mientras que se las ingenian para sobrevivir y así solventar su tren de vida. La hipocresía, la ambición, el egoísmo, la pasión, el amor y la avaricia son los temas constantes a lo largo del texto y son los motores de los comportamientos de estos personajes, por lo que este texto contiene una buena carga de crítica social a la vez que nos introduce al mundo de la alta sociedad zarista, a la que pertenecen y que harán hasta lo imposible para seguir perteneciendo a ella.
El jugador es un texto muy ameno y de ritmo ágil que está dotado de descripciones detalladas, especialmente aquellas concernientes a Alexei en cuestión de pensamientos y emociones, por lo que el lector viajará el interior de la psique del protagonista, siendo este texto un verdadero estudio psicológico que dista mucho de ser aburrido o pesado. Y aunque Dostoyevski padece del mismo mal que Alexei, nunca lo juzga, más intenta comprenderlo, así que es probable que este ejercicio literario que le tomó 26 días de realización sea también una muestra de cómo el dolor se puede convertir en arte, de ése que trasciende las épocas y los lugares.
El jugador. Fíodor Dostoyevski. 1866. Editorial Elejandría.