* ¿Por qué nuestra primera mandataria no dedica una de sus conferencias matutinas a explicarnos el origen de ese dinero que tan generosamente se entrega a la población, y el que fue el verdadero destino de esos recursos, entre ellos la adquisición de medicamentos y, hay que decirlo, el dispendio en el relajo?
Gregorio Ortega Molina
Indagar lo cierto y falso en las justificaciones gubernamentales para obsequiar dinero a través de los programas del bienestar, se convierte en un ejercicio tedioso, confuso y sombrío, porque el generoso dispendio de esos recursos pesa sobre el futuro de México.
Además del sobadísimo e incrementado apoyo a la tercera edad están los novedosos beca Rita Cetina, Mujeres Bienestar, Jóvenes Construyendo el Futuro y Cosechando Soberanía. Pero no podemos dejar de lado lo que promueven las gobiernos estatales, más los tradicionales: para la educación media superior y para la educación superior; salud casa por casa; personas con discapacidad; madres trabajadoras; la escuela es nuestra; producción para el bienestar; Bienpesca; Fertilizantes para el bienestar y Precios de Garantía.
Quizá soy omiso, son demasiados como lo son las necesidades de la población de escasos recursos, lo que me obliga a preguntarme, una y mil veces: ¿son solución? ¿De dónde los dineros en apariencia fiscales? ¿Estuvieron etiquetados y ahora son desviados? ¿Recortan en otras áreas de producción? ¿Debido a ese gasto para este año el PIB está calculado en 0.5 por ciento? ¿No es propiciar la recesión por lo que parece una necedad política, diseñada para comprar votos? ¿Insisten a pesar del resultado del último primero de junio?
En algún momento, antes de la eterna visita del Covid-19 y al inicio del AMLATO, la mentira de que con ese dispendio de recursos entre los más necesitados se promueve el desarrollo económico, notoriamente a través del comercio, pero no se nota, como lo muestra el anuncio de que este 2025, año del triunfo electoral para realizar la reforma judicial y consolidar el Segundo Piso, el PIB únicamente logrará un “enorme” 0.5 por ciento… y lo dudo.
¿Por qué nuestra primera mandataria no dedica una de sus conferencias matutinas a explicarnos el origen de ese dinero que tan generosamente se entrega a la población, y el que fue el verdadero destino de esos recursos, entre ellos la adquisición de medicamentos y, hay que decirlo, el dispendio en el relajo?
Es cierto, hay familias que se organizan y hacen un fondo común para mejor aprovechar ese dinero, pero ¿cuántos de sus integrantes dejan el trabajo (eventual, informal o regulado) porque prefieren acudir al cajero del Banco del Bienestar, para ir tirando, o de plano vivir la vida a su modo?
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@OrtegaGregorio