Hace años, cuando se hablaba de grandes hoteles, todas las miradas se dirigían hacia lugares como Dubái, Paris, Nueva York o Tokio. El paso del tiempo ha provocado cambios en esta circunstancias, hasta el punto de que otros países han entrado en competencia por contar con los mejores establecimientos del mundo en esta materia. En esa lista de lugares emergentes se ha colado España.
Consolidada a nivel mundial como uno de los lugares predilectos para el turismo, el país ibérico ha dado un importante paso en cuanto a sus hospedajes. En ellos se combina el lujo, el estilo, el trato cercano y su relación calidad-precio. Es algo que, a nivel mundial, es casi imposible de igualar.
A continuación vamos a desgranar esos elementos que hacen a los hoteles españoles tan especiales, poniéndolos a la altura de los mejores del mundo.
Una hospitalidad con sello mediterráneo
El trato de los hoteles españoles es uno de sus rasgos más característicos. Esa forma de ofrecer un servicio cercano, humano, cálido y amable, es prácticamente único en el mundo. En otros lugares, la atención suele ser más seria y formal, lo cual no está mal, pero quizá no favorezca una experiencia relajada y personalizada para los huéspedes.
Un contexto privilegiado
Más allá de lo que pueda ofrecer el propio hotel en lo personal, como ya hemos comentado, y en instalaciones, existen otro aspecto que resulta absolutamente clave: el entorno. Estos establecimientos en territorio español conviven con lugares históricos y naturales únicos. Incluso, en algunos casos, estas dos circunstancias se juntan. Y es que ciudades como Barcelona, Sevilla o Granada cuentan con hoteles creados en antiguos palacios o conventos, lo que acaba desembocando en un menor lujo pero una experiencia más completa.
Gastronomía única
Los hoteles españoles se caracterizan por contar con cocinas absolutamente espectaculares. Desde hace tiempo, se han convertido en lugares, no solo referencia en alojamiento, sino también en restauración. De hecho, muchos de ellos, cuentan con estrellas Michelín. No es para menos, ya que los productos locales, la cocina tradicional reinventada y el acceso a ingredientes frescos y de temporada hacen que la experiencia culinaria sea un atractivo en sí mismo. Un punto que, en otros países, suele ser bastante más flojo, ya que la mezcal de producto y técnica no acaba de ser la ideal.
Diseño identitario
Los hoteles españoles cuentan con un diseño que cuida la estética sin caer en la ostentación. La clave está en la mezcla perfecta entre modernidad, funcionalidad y elementos del propio lugar, entre los que destaca la artesanías. Con ellos se generan espacios únicos que transmiten identidad. Un claro ejemplo es la cadena Sercotel, una marca reconocida por sus espectaculares alojamientos.
Buena relación calidad precio
Como punto final, es necesario destacar que los viajeros de otros países dan especial relevancia a la relación calidad-precio que tienen los hoteles españoles. Incluso en los de cinco estrellas el importe a abonar suele ser mucho más accesible que en otros territorios. Esto supone un importante contraste y ayuda a que España se haya convertido en un reclamo turístico a nivel mundial.