Pablo Gato
Trump quiere imponer sus puntos de vista sociales sobre la sociedad civil. Uno estará a favor o en contra, pero eso está fuera de todo debate. Es un hecho. Sus campanas de presión para lograr que instituciones privadas se doblegan y hagan lo que él considera oportuno son públicas. Presiono a universidades, a oficinas de abogados, equipos deportivos, medios periodísticos y ahora le toca el turno a las empresas tecnológicas. Trump afirmo que quitara los fondos federales a todas las empresas tecnológicas que tengan programas de inclusión.
Los partidarios de Trump afirman que tiene derecho a hacerlo porque son fondos federales. Kamala Harris califico a Trump como un fascista. Dejando de lado el tema de los derechos civiles, ¿qué ocurre si los mejores ingenieros tecnológicos son parte de esos programas de inclusión? ¿Es más importante imponer un punto de vista personal que potenciar la competitividad de las empresas americanas en el campo de la tecnología?
Trump se va a escocia a inaugurar un campo de golf.
En su primera elección, dijo que trabajaría tanto para el país que no tendría tiempo para dedicar ni un minuto a su deporte favorito, el golf. Había criticado duramente a Obama por jugar al golf. Sin embargo, Trump jugo mucho más al golf que Obama y dedico el 20% de su tiempo en la Casa Blanca en el primer término a practicar ese deporte. Ahora, en plena crisis de los archivos de Epstein, se va a Escocia a inaugurar uno de sus campos de golf. Los demócratas afirman que Trump utiliza la Casa Blanca descaradamente para enriquecerse en vez de centrarse en los temas que afectan al país.
Inédito ya no lo describe.
El senador demócrata Dick Durbin afirma que el gobierno ordeno a mil agentes del FBI en Nueva York que dejaran absolutamente todo lo que estaban haciendo (casos criminales, narcotráfico, terrorismo, etc.) para dedicarse única y exclusivamente a una tarea: buscar en los archivos relacionados a Epstein si en algún lugar salía el nombre de Trump. Si, tal y como lo escuchan. Mil agentes dejaron sus labores de seguridad nacional para ver que más podría haber sobre Trump en esos archivos. Ya sabemos que su nombre está en esos archivos, pero ¿qué más se dice de él?
Esa es la pregunta que parece obsesionar a Trump. Hay unas 150 mil páginas de información, así que obviamente el gobierno necesitaba a mucha gente y acudió al FBI. Y por si fuera poco, según Durbin, luego incluyeron a varios cientos de personas más en la tarea. El gobierno no lo ha negado. ¿Se imaginan si Biden u Obama hubieran hecho algo similar? Y recordemos que el gobierno ha enviado a entrevistar a la delincuente convicta y ex pareja de Epstein, Ghisaine Maxwell, al mismísimo número dos en el Departamento de Justicia, algo totalmente inusual. Por lo general tienen cosas más importantes que hacer, como temas de seguridad nacional.
Hay que señalar que, si, el segundo en el Departamento de Justica es nada más y nada menos que el ex abogado personal de Trump. Toda una catedra en cómo evitar conflictos de intereses. Los demócratas afirman que todo el Departamento de Justicia se ha convertido en el bufete privado de abogados de Donald Trump y que están destruyendo su imagen como institución que debería luchar por preservar la ley en el país.