Raúl Hernández Viveros
Transitar por el Centro Histórico de Florencia, es un honor dedicado a la adoración de las obras de Miguel Ángel Buonarroti. Recorrer las páginas de la Divina Comedia, y lo trascendental es ingresar a la Basílica de Santa Croce para rendir homenaje a las tumbas de Miguel Ángel, Galileo Galilei, Nicolás Maquiavelo, Ugo Foscolo. Gioachino Rossinni; a Dante Alighieri le dedicaron un cenotafio es decir, una tumba sin el cadáver porque sus restos están en Ravenna, Italia. Hombres ilustres que iluminan hasta la fecha, nuestro pensamiento y conocimiento.
Alfredo y Doriana nos invitan a conocer a Roberta y Miguel, dueños de varias hectáreas en la región de Toscana. Los anfitrion es que conserven a un lado de su hermosa mansión, una iglesia construida en el año 1200 y restaurada después por Miguel. Así, mismo, poseen una piscina inflable en un espacio rodeado de una espectacular vegetación, en la cual sus hijos, y algunos invitados se refrescaron bajo el sofocante calor.
Después comimos y brindamos con la familia de Miguel. Más tarde, Miguel orgulloso nos mostró el interior de la iglesia y sus muebles antiguos, un órgano con el palco donde cantaba el coro de monjas. Recorrimos la mansión de piedra. Fue como un cuento de hadas, princesas encantadas, y cultos religiosos antiguos. Una celebración a la vida, la amistad y al buen vivir.
Miguel invierte sus ahorros en la administración y el confort de estas hectáreas donde sobreviven arcaicos árboles, jardines, y la protección de un benefactor y amante de la naturaleza. Nos despedimos de la familia con tanta alegría como si nos conociéramos desde siempre.