La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
El manual dixit: estrategia eficaz de comunicación política mata ‘nado sincronizado’
La gobernadora Rocío Nahle está enfadada, sus declaraciones, haciendo énfasis en el adjetivo, así lo demuestran. Además, la evidencia es contundente: tiene varias semanas que su presencia mediática es para ‘apagar fuegos’, ya sea por imputaciones que le hacen, por reportajes sobre la inseguridad en Veracruz y, el colmo, por sus resbalones narrativos.
El fenómeno se reduce a un tema: la mandataria no ha podido marcar agenda, se la imponen y, por lo general, en sentido negativo. No obstante, aún puede revertir tales circunstancias.
En este contexto, Nahle tiene que analizar con serenidad, si existen elementos para considerar que hay consigna, pero, también, detectar (y corregir), las fallas de su administración para comunicar.
De entrada, el gabinete (dicen que por sus instrucciones), siempre la deja sola, no la defienden. Los resultados del modelo han sido desastrosos, por lo tanto, se debe evaluar la necesidad de que doña Rocío delegue y no se asuma como un pararrayos. A ese paso, el bono democrático otorgado en el proceso electoral, será efímero.
A ocho meses de administración, los resultados tienen que percibirse, de no ser así, debe hacer cambios. Viene a cuento recordar la frase de Keynes: “a largo plazo, todos estaremos muertos”, por lo cual, se infiere que los beneficios demandados por la sociedad, son requeridos en lo inmediato.
Veracruz, a diferencia de una secretaría de despacho, no sólo se administra, debe gobernarse, entendiendo que una cosa es Pánuco y otra Minatitlán, además, los intereses de los taxistas no son iguales a los de otros sectores. Asimismo, por un lado, transita el turismo y por otro sendero, la cultura.
Como filacteria, los gobernantes de la entidad deben llevar la máxima que solía referir don Juan Maldonado: “la política es una devoradora de hombres” (y de mujeres, por aquello de la equidad). El tiempo no se detiene.