Luis Farías Mackey
Nuestra época es de la posverdad, donde sin intervención de la razón ni del pensamiento crítico, asumimos como creíble, incluso, lo que a todas luces no lo es.
Hay perspectivas más complejas por su opacidad, donde lo aparente admite cualquier clase de interpretación. En el fondo, hacemos nuestra la versión que más nos acomoda, nos beneficia, nos tranquiliza y simplemente nos gusta, sin que ello responda en nada al fenómeno u objeto observado ni a la información objetiva que tengamos a la mano.
Peor aún, nos negamos a considerar información alguna que no venga ya empaquetada y lista para su consumo inmediato, y se pliegue a nuestras expectativas y categorías de entendimiento. Porque las más de las veces no queremos saber, sólo queremos creer; es más fácil, más rápido, más sencillo y menos doloroso. Si después la realidad se nos viene encima, aplicaremos la misma medicina de escoger la opción más bonancible frente a nuestras angustias y, así, hasta el infinito.
Reina lo más absurdo y lo más temerario, no lo más razonable.
En consonancia, todos los días frente a nuestros ojos se tejen hechos que niegan la realidad escogida como buena, aunque repito, la juzgamos como tal, no por verdadera, menos por benéfica, simplemente por comodidad, flojera, miedo o moda. Uno de estos hechos que niegan el parecer imperante es de los acompañantes de la 4T, unos de vieja data, otros de oportuna transfiguración.
¿Quiénes son y qué nos dicen?
Habrá que empezar, sin embargo, por los que salieron de Monera por propio pie, u oportuno e ignominioso destierro: Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio, Payan, Urzúa; el PRD completo y todos los grandes personajes de las izquierdas históricas mexicanas. Ya más cercanos, cómo olvidar a los crédulos Lily Téllez, Germán Martínez, Simón Levy, o a los defenestrados sumisos -por algo será-: Scherer, Clouthier, Sandoval y su gringo, Jiménez Espríu, Santiago Nieto, César Yañez.
Único en su liga el impresentable Arturo Zaldívar, al que sólo le falta lo nombren superintendente de los mingitorios de Palacio, aunque creo es un cargo demasiado límpido para sus merecimientos. Sólo equiparable a los de Taddei, Mónica Soto, Felipe de la Mata o Humphrey.
Y ni modo de obviar a Olguita, reducida a maceta, a Alfonso Romo, a salto de mata, a Ebrard y su cobardía acomodaticia, a Monreal y su deseo de no ser nada y a tantos incrustados en el fuero legislativo y gabinete, en negación de la tranquilidad en la que dicen vivir. ¿Se acuerda usted de Yeidckol Polevnsky, perdida en alguna curul? ¿De Cuitláhuac García, Cuauhtémoc Blanco, Del Mazo, Quirino, Fayad, Moctezuma, Don Fede, Juan Ramón? ¡Tantos muertos en vida!… y contando.
Ahora veamos a quienes se sumaron a la vera y evangelio obradoristas: “dime con quién andas…” Empecemos por Noroña, ajonjolí de toda ignominia y Manuelito Velasco con su claque de bucaneros. De moda: el expriísta gutierritos y la expanista “dato protegido”, de incapacidades galácticas. Saltemos mejor a los peces gordos: Bartlett, inmarcesible; Epigmenio, insufrible; Ovalle, liliputiense; Napoleón Gómez Urrutia de la mano de Pedro Haces y con ellos los líderes de nuestro sindicalismo mascotizado y corrupto. Y hablando de blasones: los Monreal, los Murat, los ahora heroicos Yunes; Adán Augusto, su barredora y hasta la jirafa, El Clan de Andy, la CNTE, Slim y demás contratistas, concesionarios y permisonarios de siempre.
De los perros de casa: Salgado Macedonio, Layda Sansores, otra vez Adán Augusto, el padre Solalinde, Pablo Gómez, Clarita Brugada, Jesús Ramírez, los caricaturistas en delirio de ideólogos y genocida doctor muerte.
La lista nos conduciría sin duda a la locura, por eso aquí le paramos. Si Usted decide arriesgarse, pudiera empezar un segundo esfuerzo. Insisto, bajo su propio riesgo.
La pregunta, más sin embargo es: si son tan diferentes, si combaten la corrupción, si no son iguales, si son moralmente superiores, ¿por qué andan en tan malas compañías? ¿Por qué no se han autoacusado con sus abuelitas? ¿No pudieron encontrar nada mejor, o es que con éstos y éstas se sienten más cómodos, digamos en confianza y se entienden de maravilla?
PS. Que conste que no enfilamos el tema por las amistades ilícitas, los socios criminales y los negocios ilegales, preferimos esperar a próximas noticias.