Por Arturo Sandoval
“Cuentos que no son Cuentos”. Título de una película.
La señora Palace y el cuento del desaparecido
La censura a la libertada de expresión, hoy está más sujeta a la interpretación de reglamentos y leyes por parte de cualquier tipo de tribunal, con decisiones sujetas a intereses, humores del momento, filias, fobias y más que puede tambalear la imparcialidad prometida por estos seres humanos encargados de dar sentencias. Por ello escribir hechos comprobables a la vista de todos, se puede tomar como violencia política en razón de género.
Digamos, hipotéticamente en un acto público una periodista le advierte verbalmente, con respeto, a un político que no se suba a esa tarima porque sólo resiste hasta 90 kilos y el político, con su 1.60 de estatura, pesa más; pues ahora sí que no se la va a acabar la periodista que le salvó la vida al político, porque éste la demandará por violencia política en razón de género, con decenas de testigos que lo oyeron. La buena acción de la reportera se acaba de convertir en calvario jurídico, donde sus 6 mil mensuales de honorarios, no le alcanzarán ni para las copias en el tribunal.
El Imperio de la Hipótesis y abuso de la Especulación
No queda de otra. Llega la hora de abusar de la especulación y poner todo de forma hipotética, para eliminar nombres, cargos, géneros, complexiones, tipo de pelo, color de ojos, estatura. Sustituirlos con apodos, nombres cariñosos, abstracciones o genéricos como señora pedorrona, lord chimuelo, etcétera.
Sin duda el nuevo periodismo será más novela, ficción, interpretación para sustituir por lo políticamente correcto para salvar el pellejo de las rejas o del quebranto financiero y emocional.
El “Ya sabes quién” de AMLO deberá adivinarse por lectores muy informados y escrito por periodistas con datos cuidadosamente seleccionados para darse a entender y no confundan a Juan con Pedro. La neta: va a estar cabrón ser tan bueno siempre en todos los textos, narraciones en vivo o grabadas, etcétera.
La señora Palace tiene todo el poder y el dinero en la época en que presuntamente desaparece una persona muy cercana a ella. La protegen casi, casi dioses en el gobierno y en sector empresarial; entre ellos poderosos gobernante muy teporocho. A su vez, a este teporocho sicópata, lo gobierna su también sicópata jefe de policía, hoy fuera de circulación.
Cuentan las lenguas viperinas, otras justas, algunas muy “mochas” de iglesia, que el presunto desaparecido, persona muy cercana a la señora Palace, es producto de un verdadero milagro. Se le creía muerto, pero, esas lenguas juran haberlo visto personalmente, rebosante de salud y hasta aparecen mails actualizados en su correo. Otras pregonan que la señora Palace falleció, pero en cadena de milagros por ahí se pasea en otros países, con otra imagen. Contaba con la más valiosa moneda de cambio: información. Bueno, así, casualmente varias personas obtienen su libertad después de lustros sin sentencia.
Trámite para Dato Protegido
Un político que vive en la justa medianía, no porque quiera, sino que no le alcanza y le falta mucho para el siguiente nivel, llega a una oficina de justicia:
Político – ¿Oiga, en este tribunal se sacan las credenciales de Dato Protegido? ¿O Data protegida?
Burócrata: Claro, ¿trae todos los documentos que se piden en la página?
Político – Aquí le entrego mi folder, están todos, pero dicen que tengo que llenar un formulario aquí.
Burócrata: Así es, tome este formulario Fantoche nivel 1, donde llenará cada parte con lo que se le pide, como cuántos relojes tiene usted y sus familiares. Marca y precio de cada uno. De igual forma en corbatas, trajes; zapatos, aunque sean de payaso, bolsos, cadenas, pulseras, lentes, etcétera. Lista de bienes muebles e inmuebles; lugares, hoteles, restaurantes, vinos y campos de golf favoritos para vacacionar, etcétera. El requisito mínimo para obtener esta credencial, es tener riqueza comprobable o no, de alrededor de cientos de millones de pesos y ser cuate de un machuchón del Tribunal, por lo menos. Al final, escriba el texto con el cuál le darán disculpas durante 30 días; entre más humillante, mejor. Hasta abajo, su firma con Mont Blanc. Ah, y para ser sinceros, no nos ofenden las buenas propinas.
Político: sabe señor, mejor regreso mañana, olvidé un compromiso ahora.
El Político camina entre enojado y frustrado: y yo que venía a presumir mi Casio de tres mil pesos y mi tanga rosa de peluche, carajo.
NOTA: ahora: el “suponiendo sin conceder” podría ser uno de los fundamentos fuertes de la narrativa periodística.