HOMO POLÍTICUS
PAVE SOBERANES
- Va por los Tres el zar Anticorrupción
En dos ocasiones, la gobernadora del estado de Morelos regañó en público a sus gabinetes legal y ampliado, pero los precedentes de corrupción del gracato-cuauhtemato envalentonaron a quienes los integran, y tres de ellos tentaron el destino.
Un coordinador general, un director general y una secretaria de Despacho fueron ejemplarmente separados de su cargo, y son sujetos a investigaciones judiciales autónomas. Los dos primeros empezaban a tejer una red de complicidad y en el tercer caso, el uso político de los recursos públicos daba sus primeros pasos.
El regaño se dio en discursos por separado, con suavidad, pero también con fuerza moral. Cuando los funcionarios se enteraron por este espacio que leyó así lo dicho por Margarita González-Saravia, debieron tomarlo con escepticismo. ¿Qué podía salir mal ante la normalización de los actos deshonestos del pasado? Ante el asalto de la duda —desconfianza de la verdad—, tres de ellos fueron echados a la calle por la perpetración de actos de corrupción que trascendió las suposiciones.
En ese orden de tiempo y de texto, Josué Fernández, Andrés Bahena y Mirna Zavala dejaron de ser coordinador general de Movilidad y Transporte —dependencia históricamente propensa a prácticas extorsivas—, del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia [DIF] —la cara bonita por noble del gobierno— y de la secretaría de Hacienda, esta última por posibles obstrucciones financieras para entorpecer el sano desarrollo la administración pública.
Una cosa es deducción y otra, lectura política. La ministra del Tesoro causó quebraderos de cabeza gubernamentales a prestadores de servicios profesionales y proveedores, a quienes no se les pagaba o ministraba, en ese orden, los recursos para cumplir los compromisos. La oficina de investigación criminal dirá si tal es cierto o incierto.
Lo real es que la tolerancia a los actos de corrupción, en sus dos acepciones, está en vías de disuasión o persecución. La regeneración de gobierno, tras La docena trágica 2012-2024, en tan sólo 10 meses de nueva administración —octubre 2024-agosto 2025— parece ir en serio. Si las investigaciones del zar anticorrupción prosperan, la narrativa de higienización gubernamental consolidará la autoridad de González-Saravia, cuya intolerancia de la corrupción recupera de a poco la confianza perdida en el pretérito inmediato. Advertidos todos, más vale vacunarse contra caídas y recaídas de la tentación.
Ya no es como en el gracato-cuauhtemato que, para evitar un juicio político que llevara a Graco Ramírez y a Cuauhtémoc Blanco a la cesantía del cargo con responsabilidades de tipo penal, distrajeron recursos de los caudales públicos para comprar la voluntad de diputados que hoy, oh, sorpresa, son nuevos millonarios a cambio de su dignidad.
letraschiquitas
Seguro recuerdan a una familia bien —padre, madre e hijo— que golpeó salvajemente a un jugador de pádel en el estado de México, la cual ya fue detenida en Cancún por agentes mexiquenses por el delito de homicidio calificado en grado de tentativa***. Para legitimarse, Eder Rodríguez —su esposa es la verdadera edila de Jiutepec— empezó por caminar las ensangrentadas calles del municipio, no para superar carencias y resolver la problemática social, sino para alimentar su egolatría con ese acto de vulgar promoción electorerista, mientras la violencia homicida sigue al alza***. Ayer, la gobernadora Margarita González-Saravia atinó con Juan Salgado, su número 3 —el 2 es Javier García, ella la 1—, de quien dijo «podría ser un excelente gobernador», lo que provocó aplausos espontáneos… aunque la lectura política sepa a despido.