Astrolabio Político
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“Nos reímos del honor y luego nos sorprendemos de encontrar traidores entre nosotros”. – Clive Staples Lewis.
El Gobierno Federal que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y el Gobierno de Veracruz, bajo el liderazgo de la gobernadora Rocío Nahle García, han emprendido un operativo político y administrativo que busca desmontar, paso a paso, la red de complicidades y traiciones encabezada por el senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
El legislador, otrora defensor de la Cuarta Transformación, ha sido exhibido por sus propias acciones como un traidor a los principios rectores de Morena, a la presidenta de México y a la gobernadora veracruzana. Su cercanía con Movimiento Ciudadano (MC) —organismo señalado por sus nexos con grupos de la delincuencia organizada— quedó evidenciada en el proceso electoral de Poza Rica.
Allí, a través de un fraude monumental basado en intimidación, amenazas y violencia, se intentó arrebatar el triunfo a la candidata morenista Adanely Rodríguez Rodríguez, quien en las urnas resultó ser la verdadera vencedora y se confirmará una vez que se dé el recuento de los votos de todas las casillas.
Las pruebas de la injerencia de Huerta a favor del candidato de MC resultan inocultables. Tanto, que el propio dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Luis Carbonell, ha defendido hasta la muerte el rol y papel del senador golpista, confirmando con ello la alianza de intereses que se fraguó para traicionar a Morena desde dentro.
El respaldo del líder emecista no hace sino reforzar la tesis de que la operación en Poza Rica no fue un accidente electoral, sino una estrategia orquestada.
La maniobra se fraguó con la participación de un político saltimbanqui que, al no recibir el respaldo de Morena, se refugió en MC como quien cambia de calcetines. Huerta habría sido el gran operador de esa jugada, poniendo en entredicho no solo la cohesión interna del movimiento, sino la estabilidad política en una de las regiones estratégicas del estado.
Pero el desgaste de Huerta no se limita al terreno electoral. También comienza a perder espacios en las dependencias federales, particularmente en la Delegación del Bienestar, donde tejió una red de operadores más preocupados por intereses personales que por cumplir con la instrucción presidencial de fortalecer los programas sociales. La presidenta Sheinbaum y la gobernadora Nahle han sido claras: no permitirán que el proyecto transformador se vea contaminado por corruptelas y traiciones.
Para tan importante hazaña han vuelto a convocar al que quizás es considerado mejor operador político del sureste de México, y no es un cuento, por instrucciones directas del mismo presidente López Obrador fue llevado en sus momentos a operar elecciones en Tamaulipas, Campeche, Tabasco, Oaxaca, con resultados muy favorables para la 4T, así que aun cuando su concentración ha estado enfocada los últimos meses en deshacer el nudo gordiano que dejo en la Delegación del Bienestar el propio Huerta Ladrón de Guevara, el personaje ya interviene.
Por ello, Juan Javier Gómez Cazarín, ha recibido la instrucción de limpiar la estructura interna de la dependencia. Como primer paso, ya anunció nombramientos estratégicos: Ky Durán Chincoya en la Dirección R16 Veracruz; Itzel López López en la Dirección R09 Orizaba; y Angelli Zorrilla Bouchez en la Dirección R01 de Coatepec. También se anticipan cambios en Huatusco, San Andrés Tuxtla, Martínez de la Torre y Cosoleacaque.
El mensaje es contundente: antes de que el cáncer que representa Manuel Huerta haga metástasis, Morena prefiere amputar un segmento y salvar la pierna entera del movimiento. Las versiones de que Gómez Cazarín operaba en Poza Rica para revertir la elección se confirman ahora como un simple distractor frente a una operación más seria y profunda: rescatar al partido en Veracruz de las manos de quienes intentaron dinamitarlo desde dentro.
Al tiempo.
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