La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
En el nombre lleva el mandato: la conciencia del deber
Martí Batres, es morenista en esencia, del gabinete de la presidenta Sheinbaum es el único (al igual que ella), miembro fundador del Consejo Estudiantil Universitario, el cual dirigió, en 1986, en la conservadora Facultad de Derecho, al alimón, presidida por el inefable Máximo Carbajal.
Primer dirigente nacional de Morena (2012-2015), Batres fue sucesor de la doctora Sheinbaum en la jefatura de Gobierno de la CDMX y, en este sexenio, funge como director general del ISSSTE, institución desde la cual, trabaja para erradicar las perniciosas políticas públicas de corte neoliberal.
Así pues, recorre el país, para supervisar el funcionamiento de las clínicas y hospitales de la dependencia, además, de impulsar la construcción de nuevas unidades para la atención digna de las y los derechohabientes.
Todoterreno, el susodicho no vive del lado que se ‘vive mejor’, sino, del lado que está el deber, por lo tanto, rechaza el boato de las vacaciones, al más puro estilo del discreto encanto de la burguesía y, por el contrario, apoya el proyecto dando resultados. Es un activo fundamental del equipo.
Como servicio social a los veracruzanos, en particular a los tuxpeños, es menester decir que, el operador administrativo, el que cuida el manejo honesto de los dineros públicos, es el maestro Marco Medina, militante de la izquierda desde los tiempos de la Prepa Popular Tacuba, le entiende muy bien a la autogestión.
Ojalá, lo anterior, constituya un círculo virtuoso, que redunde en pro de las y los trabajadores al servicio del Estado en la entidad, se trata de ser visionarios…asertivos.
Comprometido, Martí es de los pocos que pueden entonar ‘La Internacional’ sin tararear para fingir que cantan. Ser de izquierda, es un concepto del mundo, no se trata de una coyuntura electoral.