Ricardo Del Muro / Austral
Desde el segundo trimestre de 2021, el estado de Chiapas ha sido catalogado de forma continua por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) como el estado con la tasa más alta de condiciones críticas de ocupación en todo el país. En el segundo trimestre de este año, la entidad registró una tasa de 48.3%, lo que significa que, ante la indiferencia de las autoridades laborales (federales y estatales), prácticamente una de cada dos personas ocupadas trabaja en condiciones precarias o inadecuadas.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), Chiapas no solo mantuvo la tasa más alta de condiciones críticas de ocupación, sino también uno de los niveles más altos de informalidad laboral (78%), sólo superado por Oaxaca que registró un porcentaje de 78.5%.
Las ciudades de Tuxtla Gutiérrez y Tapachula se ubicaron entre los principales centros urbanos con los niveles más altos de la ocupación en condiciones críticas, que considera la desigualdad entre las horas trabajadas y los ingresos como proporción de la población ocupada.
Chiapas se mantiene como el principal estado con condiciones críticas de trabajo, de acuerdo a los datos del Inegi, desde al menos abril – junio de 2021 y esta situación se ha mantenido inalterable hasta el segundo semestre de 2025.
A pesar de los programas sociales y proyectos de desarrollos impulsados por la federación en esta entidad, la estructura laboral sigue siendo extremadamente frágil, sin que las autoridades locales – la secretaría de Economía y Trabajo, actualmente a cargo de Luis Pedrero – toquen el tema.
De acuerdo al INEGI, las condiciones críticas de trabajo o condiciones críticas de ocupación, se refieren a empleos inadecuados por tiempo de trabajo insuficiente, bajos ingresos o una combinación de ambos. Son particularmente relevantes en el ámbito rural y se identifican mediante indicadores que reflejan condiciones de empleo deficientes – menos de 35 horas a la semana – y bajos ingresos, insuficientes para satisfacer las necesidades básicas.
La tasa de condiciones críticas de ocupación es un indicador clave para medir la calidad del empleo en México, ya que va más allá de la simple existencia de un trabajo y evalúa la suficiencia del mismo. Este indicador es especialmente sensible en las áreas rurales, donde las oportunidades de empleo pueden ser más limitadas y los salarios más bajos.
El Índice Mexicano de Competitividad (IMCO) para 2025 situó el salario promedio mensual en Chiapas en apenas 7 mil 59 pesos, el más bajo del país. Sin embargo, otros indicadores, señalan que el ingreso promedio del trabajador informal en la entidad ronda en los 5 mil 350 pesos mensuales. Una cifra muy por debajo del salario mínimo formal (registrado en el IMSS) que debería ser de 528.79 pesos diarios, equivalentes a 15 mil 863 pesos mensuales. Sin embargo, la tasa de informalidad es de 78% de la población económicamente activa.
La primera medición de pobreza multidimensional realizada por el INEGI confirmó una reducción significativa de más de 8 millones de personas en pobreza y más de 2 millones en pobreza extrema, pero esta mejora nacional no se reflejó en Chiapas que sigue siendo la entidad más pobre del país, con 66 % de su población en pobreza multidimensional y 27.1% en pobreza extrema; estos porcentajes significan que hay 3 millones 886 mil chiapanecos en pobreza multidimensional y un millón 589 mil en pobreza extrema.
Esta condición obliga a muchas personas a aceptar cualquier tipo de empleo, sin importar las condiciones. El rezago educativo también impacta: muchos trabajadores no tienen acceso a niveles medios o superiores de educación, lo que limita su posibilidad de obtener empleos mejor remunerados. Además, gran parte de la economía chiapaneca depende del sector primario (agricultura y ganadería), donde los ingresos suelen ser bajos y el trabajo, informal y estacional.
La situación laboral en Chiapas refleja un problema estructural que va más allá de las cifras trimestrales del INEGI. Atender la precarización laboral en el estado requiere políticas integrales que aborden la informalidad, la pobreza, la educación y la falta de oportunidades económicas. Mientras las autoridades estatales no atiendan las raíces del problema – formalizar las relaciones laborales -, la tasa de condiciones críticas de ocupación seguirá siendo un reflejo de la desigualdad persistente en esta entidad del sur del país. RDM