HOMO POLÍTICUS
PAVE SOBERANES
- Cuando Cogobernaba García Luna el País
En tiempos en que abusivamente García Luna cogobernaba varios estados del país, el gobierno adamista adquirió una pistola molecular, capaz de detectar drogas, cuerpos humanos y papel moneda a 700 metros lineales. Una maravilla. El dispositivo GT-200 detectaría hasta un nanogramo de cualquier droga, hasta 60 metros bajo tierra —traspasando el mismísimo infierno— y a cinco mil metros de altura —a las puertas de san Pedro—.
La ouija del diablo, así bautizada la pistola molecular por el Ejército, vendría a hacer el milagro de ir reduciendo portación, almacenamiento, venta, tráfico y consumo de cualquier droga, con lo que la geografía zapatista —y el país entero— volvería a ser casi el paraíso. La vacilada costó unos 800 mil pesos cada una y no se tiene registro de cuántos dispositivos fueron comprados con dinero de las familias morelenses que pagan sus impuestos.
Luna, como llaman a Genaro en la prisión de Colorado, ganó carretadas de dinero con tan sólo con La ouija del diablo, que sirvió para maldita la cosa. Todo lo cuenta el periodista Francisco Cruz en su libro García Luna, el señor de la muerte. De la ahora simpática vacilada, se pasó al terror que erizaba la piel: en Morelos se estrenó una violencia homicida no conocida ni cuando el mapa estatal dejó de ser el tercer distrito judicial del país, ni cuando la rebelión revolucionaria, sólo comparada con el ejercicio genocida del hombre blanco barbado.
La voluntad de disuadir, combatir y castigar inseguridad y violencia, no existía. Y si existía, el desinterés institucional y personalísimo era inalterable. Las familias morelenses tenían ganas, pero nadie las oyó ni las atendió. Fueron 18 años de sufrimiento, suplicio y martirio. Durante su primer año de ejercicio gubernativo, Margarita González-Saravia ha demostrado ser diferente, y no sólo en el estilo de gobernar.
Los interesados en la cosa política —tal se dice en todos lados—, ven que ahora hay más voluntad y vocación que todo ese tiempo. Cuando no había delitos evitados, ahora se conocen porque se previenen. Antes, las cárceles municipales se llenaban de meones o borrachines, y los separos judiciales se mantenían desiertos. Ahora hay detenciones importantes, plantando cara —y armas y su vida— a los que corren adelante y disparan de veras. No, no es el paraíso prometido, pero en la mitad del primer tercio del sexenio se están sentando las bases, y eso es plausible.
El primero de cinco arcos de monitoreo instalado en Cuautla, donde el presidente Jesús Corona se puso guapo —y borracho, la noche del Grito—, tiene cámaras de alta resolución, sensores de velocidad y sistema de reconocimiento de placas, con capacidad de detectar comportamientos de irregulares hasta delictuosos en tiempo real en la Ciudad, con ayuda de al menos dos mil 500 cámaras de calle.
No podría ser de otra manera todo eso, sin un liderazgo estatal construido en la voluntad política y en la vocación de servicio, en congruencia con pensamiento y acción. Y en sólo un año de seis de gobierno, sin cabida a burlonas payasadas como la pistolita que funcionaría a través de «campos paramagnéticos y diamagnéticos».
letraschiquitas
¿Usted le entregaría dinero a Clara Brugada, para dárselo a las familias de las víctimas del Pipazo en la CDMX? Toda evidencia de responsabilidad de su gobierno está siendo borrada, como el bache. Ayer lamentablemente falleció la víctima 20***. Ahora Alejandro Moreno respondió con el micrófono a un agravio de Adán Augusto López —El hombre grande, según un libro dedicado a sus virtudes políticas—, aunque no se encontraron físicamente***. ¿Recuerdan que les dije de la tercera reparación a las dos reparaciones de la calle Humboldt de Cuernavaca, y que del alcalde José Luis Urióstegui cerró dos días? Pues ayer se abrió y, claro, vendrá la tercera reparación a la obra inicial mal hecha de ocho millones de pesos.