Por Arturo Sandoval
“Es en dar que recibimos” de San Francisco de Asís o “El sentido de la vida es encontrar tu don. El propósito de la vida es regalarlo” de Pablo Picasso.
La llegada de los cajeros automáticos para cobrar en tiendas de autoservicio y otros negocios, desplazan a quienes ayudan a empacar los productos en cajas con cajera presencial.
Actualmente, los sistemas de self-checkout o autoservicio crecen a un ritmo del 10% anual en América Latina. Su implantación tiene como objetivo principal reducir costos operativos y agilizar el flujo de clientes. Sin embargo, esta eficiencia técnica tiene un alto costo social.
En algunos almacenes el cobro es de las dos formas: automático y con cajeros o cajeras. Sin embargo, los ingresos y el número de “Cerillos” es menor. De esa forma la economía de personas muy vulnerables por ser adultos mayores se ve muy dañada.
En México, los empacadores voluntarios —conocidos como “cerillos“— suelen ser adultos mayores sin salario fijo, sólo propinas. Para muchos de ellos es su única fuente de ingresos; en muchos casos es la forma de mantener su dignidad, su autoestima al continuar activos, útiles socialmente y económicamente.
Hay algunos, muy pocos, clientes usuarios de cajero automático, al salir de esa área, pasan por la fila de cajas con personas cobradoras, se detienen con algún empacador y le dan una moneda. Esta acción se puede replicar a un 50 ó 90 % de clientes de cajero automático y ayuden a los empacadores con unas monedas.
Estudios de comportamiento del consumidor muestran el resultado de una acción solidaria al estar bien comunicada y facilitada, puede replicarse con éxito. Por ejemplo, campañas de redondeo en cajas o de aportaciones voluntarias han alcanzado niveles de participación superiores al 80% cuando hay incentivos emocionales claros, visibilidad del impacto y mecanismos sencillos de contribución.
¿Cómo?
En la salida de estos cajeros automáticos, poner una alcancía muy visible con la invitación a ayudar a los empacadores. Al echar los clientes una o varias monedas, de inmediato, automáticamente un breve sonido de fanfarrias y una grabación con un mensaje como este: “Muchas gracias”.
El refuerzo positivo inmediato del sonido y agradecimiento, está basado en principios de la psicología conductual. Estos estímulos activan una sensación de recompensa emocional en el cliente, al asociar el acto de donar con una experiencia positiva.
Los empacadores, al oír esto, dan un paso para mirar todos al cliente y despedirlo con un breve aplauso.
Esta acción crea una retroalimentación social visible para fortalecer el reconocimiento, no solo para quien da la propina, sino para quienes observan. Genera una atmósfera de gratitud y comunidad dentro del espacio comercial.
Al final de cada turno, se hace repartición equitativa de esas propinas, ante la presencia de todos los empacadores.
Este punto asegura transparencia y equidad, valores fundamentales para mantener la confianza entre los trabajadores y el establecimiento. Además, los empacadores sentirán seguridad y justicia en la administración de los recursos.
Las cadenas de tiendas ganarán mucho prestigio por un noble acto de humanidad. Tendrán mucho mejor imagen ante toda la gente para llevar nuevos clientes y conservar los cautivos. Desde luego: lo virilizarán por todos los medios y plataformas.
Las empresas socialmente responsables generan una percepción positiva entre los consumidores, esto se traduce en mayor lealtad a la marca y diferenciación en un mercado competitivo. Las acciones de inclusión, las empatías hacia los adultos mayores pueden ser altamente virales, especialmente cuando son emotivas y visuales. Esta intención tiene potencial para convertirse en una historia ejemplar de responsabilidad social corporativa; incluso, si las empresas les dieran seguridad social y un salario; se vestirían de salvadores de adultos y adultas mayores, al igual que las plataformas con los repartidores en motos, bicicleta y otros vehículos, a petición de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Los matchstick o cerillos en EUA
El salario promedio de un empacador es de $18,56 dólares por hora en Estados Unidos y $4.362 por horas extras al año. Aquí ¿Por qué no? Si Sheinbaum y el ministro de Canadá Mark Carney hablaron de homologar las condiciones de trabajo de las mineras canadienses en México a las mineras de Canadá para eliminar la explotación de los mineros en nuestro País.
NOTA: las alcancías de recolección de propinas para empacadores, son la mejor inversión por parte de las tiendas, ya que por algo casi sin costo, les dará millones en ventas, en buena imagen y publicidad.