Por: José Alberto Sánchez Nava
“Con cada nuevo impuesto de castigo, no son las grandes cadenas las que sufren, sino el tendero de barrio que teme bajar para siempre la cortina de su negocio.”
- Introducción
Mientras las familias pagan más por un refresco, el “huachicol fiscal” y las obras fantasmas devoran billones. Una política que castiga al consumidor y premia al evasor.
Imagine que cada vez que compra una soda para calmar la sed, está pagando involuntariamente la cuota para tapar un agujero negro de corrupción. No es una metáfora. Es la cruda realidad de la política fiscal en México. Bajo la bandera de cuidar nuestra salud, se esconde el más cínico de los impuestos: un castigo económico para el ciudadano que paga los platos rotos de una élite corrupta.
2.-El Impuesto como Analgésico de un Gobierno en Quiebra Técnica
Cuando un Estado pierde el rumbo, su recurso más fácil no es gobernar, sino recaudar. Hoy, la administración de Claudia Sheinbaum, heredera de un sexenio plagado de despilfarro, propone elevar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los productos azucarados. La narrativa es perfecta: “Es por tu bien”. Pero los datos, las cuentas públicas y la historia reciente gritan que es una mentira monumental. Este no es un impuesto sanitario; es un parche de urgencia para un paciente que se desangra por la hemorragia de la corrupción.
3.- El Disfraz de la “Salud Pública”: Una Cortina de Humo Costosa
Es innegable: México enfrenta una crisis de salud pública. Con una tasa de prevalencia de diabetes del 10.4% en adultos (ENSANUT 2018 -Encuesta Nacional de Salud y Nutrición-) y donde el 75% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, la acción es urgente.
Sin embargo, la evidencia global cuestiona la eficacia de un simple impuesto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda los impuestos a las bebidas azucaradas como parte de un paquete integral que debe incluir educación, regulación de publicidad y acceso a agua potable. ¿Qué hace México? Opta por la vía más rápida y fiscalmente conveniente: gravar hasta bebidas sin azucar.
Sin embargo, ese dinero no garantiza la construcción ni mantenimiento de clínicas ni el acceso a medicinas, sino que irá a engrosar una recaudación destinada a tapar agujeros financieros.
El ejemplo es claro: un impuesto que podría aumentar el precio de un refresco entre $2 y $3 pesos. En 2023, el IEPS a bebidas azucaradas ya había recaudado más de 32,000 millones de pesos. La pregunta crucial: ¿a cuántas clínicas del IMSS-BIENESTAR se han dado mantenimiento para una atención decente, de los 2400 municipios en el país cuantos cuentan con los medicamentos necesarios para una atención adecuada, cuántos programas de educación nutricional en escuelas públicas o cuántos subsidios a frutas y verduras se financiaron con ello? La respuesta se pierde en el opaco laberinto del presupuesto federal.
4.- La Herida que no Cierra: El Huachicol Fiscal, el Robo del Siglo
Para entender la desesperación, hay que mirar la herida abierta. Entre 2018 y 2024, se documentó un desfalco estimado en más de 570,000 millones de pesos en el llamado “huachicol fiscal”. El mecanismo fue sencillo y audaz:
- Pemexexportaba crudo a Estados Unidos.
- Allá se refinaba y se reimportaba como gasolina u otros derivados.
- A su reentrada, se maquillaban facturas, se declaraban subproductos de menor valor fiscal y se evadía el pago del IEPS.
- El IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios) por litro de gasolina en México es de 6.4555 pesos para la gasolina Magna y 5.4513 pesos para la gasolina Premium, sin estímulos fiscales al 2025, un impuesto de castigo para contrarrestar los efectos contaminantes.
La doble moral es obscena: el IEPS de los combustibles sí era cobrado en cada gasolinera al ciudadano, pero el dinero jamás llegaba íntegro a Hacienda. Es el robo perfecto: el pueblo pagaba un impuesto que unos cuantos cómplices en el poder y la iniciativa privada se embolsaban. Hoy, pretenden compensar ese hoyo billonario con el IEPS de los productos azucarados de la despensa popular.
5.- IEPS: De Correctivo a Instrumento de Extorsión Masiva
El IEPS nació teóricamente para desincentivar consumos dañinos (tabaco, alcohol). Hoy es la gallina de los huevos de oro de la Secretaría de Hacienda. En 2023, este impuesto aportó la astronómica cifra de 581,000 millones de pesos a las arcas públicas. Para ponerlo en perspectiva: eso es más de lo que recaudó el ISR de millones de pequeños contribuyentes y empresas medianas juntas.
El golpe a los azúcares no busca corregir hábitos; busca sacar dinero de donde sea, y el consumo masivo es el blanco más fácil. Es una extorsión legalizada.
6.- Soberanía Alimentaria vs. Realidad Importada: El Impuesto que Estrangula al Campo y la Tiendita
México es irónicamente dependiente de la comida extranjera. Importamos el 80% del maíz amarillo para forraje, el 56% del arroz, el 43% del trigo y más del 90% de la soya que consumimos (SAGARPA). En lugar de una política seria para fortalecer al campo mexicano y diversificar la dieta nacional, se opta por gravar los productos ultraprocesados que, por su bajo costo, llenan la mesa de las familias más humildes.
El impacto en cadena es devastador:
- El consumidor pobre:Reduce su consumo o destina una parte mayor de su ingreso a estos productos básicos gravados.
- El pequeño comerciante:Para una tienda de abarrotes en Oaxaca o Chiapas, las ventas de refrescos y snacks pueden representar hasta el 30% de sus ingresos diarios y el 40% de su flujo de efectivo. Un desplome en las ventas por el alza de precios es una sentencia de muerte económica.
- Se premia al evasor:Mientras el tendero lucha, las grandes corporaciones y élites con acceso a outsourcing fiscal y paraísos fiscales siguen eludiendo millones.
7.- El Elefante Blanco: Obras Faraónicas y el Gasto que no Rinde
¿A dónde va realmente el dinero? Se invierte en proyectos emblemáticos de dudosa rentabilidad, que consumen presupuesto en lugar de generarlo:
- El Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA):Con una inversión inicial de más de 85,000 millones de pesos, opera con menos del 15% del tráfico aéreo proyectado.
- La Refinería Olmeca de Dos Bocas:Con un costo que se disparó de los 8,000 a más de 16,000 millones de dólares, y que aún no opera a plena capacidad, siendo una de las refinerías más costosas del mundo.
- El Tren Maya:Con un costo oficial que ronda los 500,000 millones de pesos, ha sido señalado por graves impactos ecológicos y sobrecostos, sin aún demostrar la derrama económica turística prometida.
Este gasto improductivo, sumado a programas sociales que no crean infraestructura productiva permanente, crea un ciclo vicioso: se gasta mal, se necesita más dinero, se inventa un nuevo impuesto.
7.- Conclusión: La Gran Estafa que Condena al País
El nuevo impuesto al azúcar no es más que el capítulo dulce de una amarga estafa nacional. Se nos vende salud para comprar tiempo, mientras la verdadera enfermedad – la corrupción sistémica – sigue sin tratamiento.
México no necesita más impuestos de castigo. Necesita con urgencia:
- Una rendición de cuentas real y castigo ejemplarpara los responsables del “huachicol fiscal” y otros desfalcos.
- Una auditoría ciudadana e internacionala las megaconstrucciones y su sobrecosto.
- Una política económica de estadoque premie la producción nacional, la soberanía alimentaria y el empleo formal, no el consumo gravado de los más pobres.
Si se continúa castigando al consumidor es firmar la sentencia de una quiebra nacional lenta pero segura, donde la ciudadanía termina pagando, peso a peso, lo que la corrupción se robó. El impuesto al azúcar no nos enfermará menos; pero empobrecerá más a un país que ya está harto de pagar por los pecados de sus gobernantes.