* Medito en lo que sucede cotidianamente en México, busco referencias, evoco mi lectura de Pan, educación, libertad, novela en la que Márkaris nos conduce a la necesidad de exigir lo esencial, pues sin esas tres necesidades satisfechas, dónde queda la identidad nacional, el concepto de patria, el respeto a los gobernantes, porque es intolerable -por dignidad nacional- que escupan a la titular del Ejecutivo, y sólo se escuche el silencio.
* Entre los otros datos están ocultos los nombres de los asesores de la titular del Ejecutivo, aquellos que le aconsejan cuándo y con cuáles ideas abrir la boca, e incluso le eligen las palabras, con tanto esmero que se equivocan.
* Así nos indica cuál es nuestro futuro inmediato, y también nos dice que no le busquemos, porque la encontramos, pues para eso controlan también al Poder Judicial
Gregorio Ortega Molina
El libre albedrío y el contrato social encontraron el modo de convivir en muchas sociedades, y cuando no lo logran aparecen la autocracia, la dictadura, la mano dura, pero cómo calificar el caso de la infiltración de los barones de la droga en las responsabilidades políticas y administrativas.
Es por el contrato social que la libertad adquiere el nivel de compromiso político, pero sobre todo de responsabilidad legal, más que administrativa. La ley penal es coercitiva, no infringirla es el fondo del compromiso de la libertad irrestricta, más allá del concepto religioso, ideológico o filosófico.
Pero los responsables de que las sociedades puedan disfrutar de ser libres, son los gobiernos que aplican las leyes y administran los recursos fiscales para todos, sí, para todos, no para el México bueno y sabio, los de la tercera edad, los jóvenes detrás de su incierto futuro y demás programas del bienestar. En este entendido, qué parte de la oferta de primero los pobres, cumplió o incumplió la 4T.
Un recorrido por la narrativa de Petros Márkaris permitirá constatar que, por descuido u olvido, los gobiernos incumplen o tergiversan sus ofertas formuladas para hacerse con el poder. México no es una excepción. Las garantías constitucionales son letra muerta, y no de hoy, desde hace muchos años. Hay una sutil diferencia: si antes se ejecutaba por razones políticas, hoy se hace por motivos criminales, como lo muestran el rancho Izaguirre, las fosas clandestinas, lo ocurrido en Allende, Coahuila, o en la estación migratoria de Ciudad Juárez. El concepto de contrato social fue borrado.
Medito en lo que sucede cotidianamente en México, busco referencias, evoco mi lectura de Pan, educación, libertad, novela en la que Márkaris nos conduce a la necesidad de exigir lo esencial, pues sin esas tres necesidades satisfechas, dónde queda la identidad nacional, el concepto de patria, el respeto a los gobernantes, porque es intolerable -por dignidad nacional- que escupan a la titular del Ejecutivo, y sólo se escuche el silencio.
En la novela informan, o dicen, o comentan a Kostas Jaritos:
-Se lo explicaré. La generación de la Politécnica pasó al menos diez años jugando con asuntos que no son un juego, comisario. Ocupó todos los puestos relevantes cuando cayó la dictadura militar (léase la dictadura perfecta), y a todos los niveles: en la política y en los sindicatos, en las cooperativas agrícolas y en la enseñanza. Nadie podía discutir su dominio absoluto. En la década siguiente, sin embargo, surgió una generación nueva. En parte, esta quinta (o cuarta) fue producto de la generación Politécnica, y hecha a su imagen y semejanza. Así que empezó a reivindicar su parte del pastel y entonces salieron a relucir los odios y los enconos…”.
Los políticos y administradores públicos en el mundo, están cortados por la misma tijera, y se conducen igual en Grecia, Venezuela, Nicaragua, Cuba o México, no hay excepciones a la regla, lo que indica que por necesidad básica continuaremos exigiendo pan, justicia y libertad.
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Entre los otros datos están ocultos los nombres de los asesores de la titular del Ejecutivo, aquellos que le aconsejan cuándo y con cuáles ideas abrir la boca, e incluso le eligen las palabras, con tanto esmero que se equivocan.
Fustigó la doctora Sheinbaum Pardo, durante su inteligente y patriótica intervención del último domingo en el Zócalo, una veces a los corruptos y otras a los deshonestos, en la confusión de términos que no significan lo mismo, pero ni importa que la hagan meter la pata, ella es la dueña del atril.
Indago sobre la especificidad entre uno y otro término, y los especialistas del idioma indican: “La principal diferencia es que la honradez se centra en la rectitud de la integridad personal y la ética en la acción, mientras que la honestidad se enfoca en la veracidad, la sinceridad y la justicia en la comunicación y el comportamiento. Aunque a menudo se usan como sinónimos, la honradez se refiere más a la integridad del ser interior y a la falta de corrupción, y la honestidad alude a la transparencia y a decir la verdad”.
En un compromiso verbal e ideológico sin precedente en la política mexicana, la doctora Sheinbaum Pardo nos endilgó, este último y trascendente discurso desde el poder, lo siguiente:
“…Se han empeñado en separarnos, en que rompamos. Su objetivo no es otro más que el de acabar con el movimiento de Transformación; que nos dividamos.
“Pero eso no va a ocurrir, porque compartimos valores: honestidad, justicia y amor al pueblo de México.
“Porque compartimos proyecto: el Humanismo Mexicano y porque no llegamos al gobierno solo para administrar, llegamos para seguir transformando la Nación para el bienestar del pueblo.
“Andrés Manuel López Obrador fue, es y será siempre un ejemplo de honradez, de austeridad y de profundo amor al pueblo de México. Nunca se rindió ante la presión, nunca se vendió a los poderosos, nunca se apartó de sus principios.
“Y escúchenlo bien: su Presidenta tampoco lo hará, porque tenemos convicciones, tenemos principios…”.
Así nos indica cuál es nuestro futuro inmediato, y también nos dice que no le busquemos, porque la encontramos, pues para eso controlan también al Poder Judicial.
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@OrtegaGregorio