Raúl Hernández Viveros
Samuel Pérez García —quien también transfigura su nombre en las redes como Manuel Álvarez— nació en la comunidad de La Blanca, municipio de Santo Domingo Ingenio, Oaxaca. Desde la infancia, el viento del Istmo lo condujo hasta Coatzacoalcos, donde el mar y el asfalto moldearon su destino. Se graduó como licenciado en Filosofía por la Universidad Veracruzana y, con el paso del tiempo, se convirtió en docente y director en la Universidad Pedagógica Nacional de Coatzacoalcos.
Su voz poética ha resonado con fuerza: dos veces obtuvo el primer premio de poesía otorgado por la Casa de Cultura Oaxaqueña. Entre sus libros destacan “Escardando la maleza del recuerdo” (2015) y “Tu nombre guindado en el ojal de la camisa” (2018). Además de narrador y creador incansable, ha sido un ferviente impulsor de la literatura en el sur veracruzano.
Desde hace mucho tiempo comparto con él una amistad tejida por palabras, y desayunos intempestivos. Samuel siempre aparecía de improviso —como si el azar tuviera su propio horario para la amistad—, y juntos celebrábamos la vida con café, pan dulce y conversaciones que giraban entre la filosofía y la poesía. En sus relatos, la risa se mezclaba con la nostalgia, como si ambos fueran los ingredientes secretos de su destino.
Antes de uno de mis viajes por Europa, apareció nuevamente, casi milagrosamente, y le entregué un ejemplar de “Chaxiraxi”. Gracias a su lectura descubrí errores mínimos, fugaces, nacidos de la prisa del viaje y de mi propia fragilidad visual, que tantas veces me ha hecho escribir a tientas, como si la tinta fuera una forma de adivinación.
En la revista Cultura de Veracruz, Samuel Pérez García, comentó la necesidad de promover: “La palabra escrita independiente”. Advirtió entonces sobre la tarea difícil de sostener e impulsar un espacio editorial al margen de los apoyos hacia la divulgación cultural. Frente a los gigantes que gozan del presupuesto público, tal y como son la Universidad Veracruzana, el Instituto Veracruzano de la Cultura, la Secretaría de Educación Pública, y la propia Editora del gobierno, la revista Cultura de VeracruZ se mantiene enhiesta todavía con el carácter que le da su autonomía cultural y económica: ser expresión original de los trasfondos de la literatura veracruzana que se empezó a escribir hace varias décadas; cuyos ecos sonoros se repiten en cada calle y callejón jalapeño, a través de los productos de quienes colaboran con ella y ejercen su derecho a expresar de lo que creen y piensan.”
De esta manera, Samuel Pérez García siempre ha impulsado la labor editorial, y hace varios meses, recogió en un volumen una de las últimas obras de nuestro contemporáneo Orlando Guillén Tapia, quien vive en Barcelona, España.
Hoy celebro el nacimiento de su nuevo libro, “Grietas de la memoria”, una obra compartida entre un pintor y un poeta: uno que usa el color y el trazo para abrir ventanas al alma; otro que, con la palabra, busca rescatar del olvido los ecos del pasado. En esa fusión de luces y sombras, Samuel escribe:
“Soy de todos
El más despreciable
De los olvidos,
El más flaco de la tierra
Que se quedó plantado en una esquina porteña,
El más ruin de todos los hombres,
El más incomprendido de todos los recuerdos.”
La presentación de “Grietas de la memoria” tendrá lugar el martes 17 de octubre, a las 18:30 horas, en la Casa de Cultura de Coatzacoalcos. Se brindará con café y vino, en honor a la vida y a los recuerdos que aún respiran en esta ciudad, donde Samuel Pérez García continúa gozando y sufriendo por las grietas que el tiempo deja abiertas en la memoria.